domingo, 24 de julio de 2011

ZAPATOCA (266)

ZAPATOCA (266)

Encallado en la falda de la montaña
donde dicen que la rana canta y el sapo toca
aquí nace la leyenda de mi pueblo amado
donde la maracaibera y la torcaza
buscan pepitas de agraz,
repican con sus cantares,
tocan los tiples soñadores
mientras viejitas curiosas
se asoman a media puerta
con su mirada de rosa,
guardando virginidades.

¡Ah! mi pueblito amado,
donde se quedó mi vida
perdida entre tus guaduales
entre las imponentes cimas
besando al Chicamocha.

Donde el olor a hormiga
cual tostado maní,
se expandía por los cerros
siendo beso mañanero
con el sol tirando fuego,
sus nidos burbujeantes
y las piernas malheridas
con el pico de los cabezones...

Cómo olvidar mi historia,
la de mis tíos campesinos
perdidos entre tus cerros
aromados  a pino fresco,
con pomarrosos rosados
que huelen a flores tiernas...

¿Cómo volveré a ti
de la mano de mi novio,
aquél que nunca terminó conmigo
pero se casó con otra?

Mi amado pueblo 
con el cura mandamás,
la Cacica de mi padre,
las corales, los chirlovirlo,
el toche madrugador,
la viejita de las matas,
el coplero y don Simón,
las sucias alpargatas,
los ranas y los chiques
los paloblanco, chochagrande,
los kirikos, los juan chiquitos...
los amigos de mi padre
los sadatacos y los carrielitos
en una lista interminable...

Cuánto apodo sin apellido,
pero allí te conocían ...

La guitarra vida mía,
el tiple, las maracas,
los dulces de mis tías...

Los besos de los sinsontes
los chillidos de sus crías...
Las solteras de la mona,
las rellenas del manco,
sus historias de amores.

Los bandidos de la guerra
como llamaban a mis hermanos,
las viejita patepuña, mancipe,
la jeta de res,
mi padre con Isaías, 
el café tostado,
el olor a miel...

Enrique y sus picardías,
mipi con sus canecas
en la cicla de papá,
y el viejo todo emputado,
pero él jodía más...

Los calzononones de Dolores
las ciruelas robadas,
las semillas que nos lanzábamos
y la casa alborotada...

Pobre de mi viejita,
¡qué feliz que fue allí!,
aunque también mucho chisme
la hizo torcer la nariz,
rezar dobles rosarios
a las 5 de la mañana,
y de remate otro
arropadita en la cama.

Oraciones y canciones
sólo para levantarnos
a moler maíz ...

Desayuno y arepas,
caldo de papa con huevo
para irnos pa la escuela,
pal colegio los más grandes
o a jugar a la plazuela...

Qué bello que es mi jardín,
recordarlo más me duele
sentada en mi butacón
oliendo vinagre fresco,
mientras allí me perdía
entre los azahares
las begonias, los novios,
las acacias.

Los cerros tan queridos
besados por los guaduales,
abrazada por orquídeas
de colores impactantes,
la brisa helada del monte
donde el pino mandaba,
y el sonido de campanas
que desde la iglesia sonaban,
diciendo que ya era hora
de rezar por las pecadoras,
mientras las "santas" lo hacían
por debajito e la ruana.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 25/11


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