VIEJA MAÑOSA (31)
¡Qué bien que la conozco!
Se escondió en páginas de Internet
a escribir sus porquerías.
Se ocultó en el plumaje de las aves,
en los pétalos de orquídeas insinuantes...
Se esfumaba a hurtadillas,
creyendo que nadie la veía,
a chismorrear lo que otros escribían.
La vi bañándose de sol,
de rayos púrpura, y vestida de sedas claras
maquillada y perfumada.
¡Qué verraca vieja tan alborotada!
Me oculté a verla en las noches
escribiendo a los hombres groserías.
Les pintaba monos en la cara,
y se los enviaba,
para cumplir sus fantasías...
Decía que su gatito amado
cuando en verdad lo que más amaba era el ratón,
lo sobaba y lo sobaba entre sus manos,
me miraba y me miraba,
y se alistaba para cascarme con el cinturón...
La vi riendo a carcajadas
mientras se quitaba el camisón,
mostrándole las garras de sus tetas
a un viejo pelotas
que se asomaba en un rincón.
Descubierta se sintió,
más ni vergüenza le daba.
Se levantó empelota, y por la sala,
empezó a danzar y a brincar,
mientras blandía con alegría sus alas
y entre mis brazos,
sonriente se esfumó.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 20/11
No hay comentarios:
Publicar un comentario