LA LOCA (19)
La loca decidió que se vestiría de gris
un color que no la delatara,
pero allí en medio del verdor
y con el beso del azul del cielo
lo esperaría...
Entretanto
se preparó para su último canto,
el más melodioso que llegara a su oído,
que le mostrara que él era su sueño
el encanto en el ocaso de sus días...
Abrió sus alas ...
Miró al horizonte y con su pensamiento,
aquél que la adormecía tristemente
y la dejaba perderse en sus quimeras
y en su eterna soledad,
inició su melodía...
Era tan bella y tan simple a la vez
que otras aves se acercaron,
quisieron danzar con ella,
pero la mirla no quería otra compañía,
deseaba la soledad de su tiempo,
el que la mantenía asida fuertemente
con sus uñas al verdor de su olivo.
Descansó un momento,
limpió sus plumas nuevamente
quería verse hermosa para él,
más sus verdosos ojos nunca lo divisarían,
estaba perdido en su mundo de papel
y el amor del ave en su lánguido canto
para nada le interesaba,
finalmente agotada de esperar,
descansó y durmió ...
Un avecilla de colores que pasaba
solo dijo:
-¡Pobre ave loca!
¿Cree que alguien escuchará
sus cánticos de amor?
¡Tal vez la luna
escondida en sus eclipses,
o tal vez el sol
que con sus rayos la ilumina!
Mientras decía ésto,
alguien la levantó sutilmente,
estampó un beso en su pico
y voló... voló... y voló...
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, junio 11/11
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