EL LLAMADO [11] LR4 (20)
Decidí observar desde lejos el mundo
grandes edificios, cemento,
complicaciones, trabajo, vanidades
ambiciones que no van a ningún sitio.
Me preguntaba por el sentido de las cosas,
el estudio, el aprendizaje, los honores...
Diseñé esquemas para comprender
La razón de la existencia,
mis motivos...
Me cuestioné sobre la felicidad...
La simpleza y las razones que nos la dan.
Quise armar el mundo a mi acomodo,
pero allí en las alturas en libertad
me sentí bien.
No envidiaba tanto descontrol de vida...
El deseo de poseer siempre,
la vana gloria y la iniquidad del poder
el dolor que causa al mundo...
Descubrí que soy más grande
más poderoso y feliz...
¡No necesito nada!
¡Lo poseo todo!
Mis grandes alas
y los aires besando la libertad...
Me elevé de nuevo, quise perderme…
Éste sitio era un veneno para mi alma.
Me aparté del hombre destructor;
enturbiaría mi corazón a su lado,
no tenía conciencia del dolor causado.
Pero al emitir mi canto agudo
al observar la luna dorada;
decidí que viajaría a su lado
era allí, donde pernoctaría...
Nunca más envidiaría su falso poder
su arrogancia para existir...
Eran la simpleza de volar
y el canto de mi amada
el único anhelo del corazón.
Me elevé tanto
que no volví el rostro atrás...
La carroña se perdió de mi vista,
el cielo me llamaba
con agudo canto de águila enamorada
y saltos ardientes de ruiseñor.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, Jun. 23-11
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