jueves, 23 de junio de 2011

COSECHAS (17)

COSECHAS (17)

Había llovido mucho.
¡Fueron tantos los aguaceros!
Estábamos tan acostumbrados
que ante el hambre que acosaba,
los árboles de mango rebosaban,
los niños los convirtieron en sus tetas
y de allí se amamantaban.

¡Tantos recuerdos!...
Muchos, todos felices.
En medio de necesidades que no faltaron,
la cosecha de mi vientre floreció.
¡Eran tan hermosos sus frutos!
¡Olorosos a duraznos tiernos!

Sólo miraba con el alma,
todo lo soportaba feliz
si estabas ahí...

Arduos desvelos
envejecieron a la vez conmigo...
Compañías de colores,
amigos sostenidos,
abrazados por las mismas manos...

Pronto obtendríamos el gran premio,
¡el mayor!
Después de tanto sudor,
de tantas lágrimas regadas
el hambre se ocultó...

El soplo del corazón
de mi niño grande
se esfumó...

Me quedó el sabor a mango
en mi enmudecida boca.
Se esfumaron  tus caricias,
¡me quedé con el dolor!

Habíamos conseguido finalmente
sembrar sobre llovido,
sobre tantas lágrimas juntos,
es más,
nos plantamos los dos,
 ¡éramos uno solo!

El maíz retoñó...
¡Qué alegría!
¡Por fin mi Dios!
Las hojas eran inmensas,
preciosas y verdes,
¡no me lo creía!

Ya las espigas reventaban
¿lo recuerdas?
Estuvimos ahí los dos,
abrazados,
como una gran espiga
plantados en nuestro propio maizal.

Cuando ya, en oro dorado
el destino convirtió,
¡el horror!
llegó un nuevo invierno arrasador,
cargó con mi cosecha,
se llevó la de mis críos,
arrastró con mi sudor...

Quedé allí,
sólo observaba en nube blanca,
un horizonte ajeno...

¡Ya no estabas!
Sólo las tres mazorcas doradas
habían quedado sembradas 
en abandono...

Lo demás,
 ¡todo se lo llevó el arrogante río!

Con sus marañas
acabó con mi plantío,
su maldad casi destruye
 con lo poco que me había quedado:
mi dignidad...

¿Sabes que tengo hoy de ti?
El sabor a mango...

Más analizando  bien,
no fueron tuyos,
son los mismos que hoy llenan otros gajos
de frutos maduros y amarillos,
Dios los plantó con su mano.

Si vieras,
 ¡todos para mí!

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, junio  7/11


Lucía:
 las encrucijadas de la vida,
¿ quién las conoce?...

 Hoy viendo la abundancia
 en nuestros jardines,
¿ no analizas?
mira que los árboles todos rebosan,
 es una realidad que está servida a la mesa,
 hay desperdicio,
 pero tú,
¡ mírate!...
tienes la cara amarilla,
 y un sabor dulzón
 en tu corazón.

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