jueves, 23 de junio de 2011

UNA PALOMA (8)

UNA PALOMA (8)

De tímida paloma 
adorné mi corazón de blanco.
Perlas ocultas donde la sangre del poeta se vertió
y las espumosas brumas pasajeras de su alma
se vistieron pálidas, y su sonrisa se esfumó...

He cultivado lirios blancos y preciosos...
Adornan los valles de mi hogar con la tibieza marchita,
casi que olvidada de unos labios por besar...

Miré a lo alto nubes grises,
más vi que fueron pasajeras...
Se desvanecieron sobre las torres de una barca silenciosa
llevadas en sus alas  blancas
cual espuma ligera y suave 
que en su esencia lleva aliento.

El dolor tocó a mi puerta...
Llagas viejas me consumen en mi solitaria cama.
Imploré porque tus alas fueran renovadas,
expandí perfumes sobre tu almohada;
era luz que desde el cielo para ti llegaba.

Sentí  hoy la aurora es triste...
Un presagio que me arrancaba de tajo.
Alguien decidió que no fuera feliz,
todo lo amado, todo lo encontrado,
todo...¡todo lo perdí!...

Flores blancas se elevaron, /eran comentas de luz.
Labios temblorosos me dicen que hoy estás aquí,
siento tu mirada fresca, tranquila...

Tus pasos mundanos de dolor se acabaron,
pero en mi alma murió una nueva violeta,
la que se pintaba púrpura con tu cariño
y que hoy derrama las mismas gotas de rocío
y su pensamiento lúgubre te imagina
blanca como la aurora... 

El tornasol de tu mirada,
el brillo de tus ojos se esfumaron;
así se esfuma el alma,
la  fuerza que te dio la vida...

Siempre te recordaré  mi bella paloma blanca,
consentidora en mis efímeros instantes...

¡Fue tan poco el tiempo!... tan leve y silencioso.
Ni un abrazo pude entregar,
mientras mis versos tristes
se estampaban sobre una blanca hoja
y mis besos llevaba hasta tu altar.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, junio  23/11

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