viernes, 25 de marzo de 2016

HUMOS (39)

HUMOS (39)

Eres humo esparcido en mi alcoba;
Juguetea cual mujer desnuda,
Y tus ojos encienden fuego
Que en tus piernas se arruga.

Y bailan tus dedos en su carne;
La pasión se enredó en tu cintura.
Un vaivén de brisa se acomoda
Para desaparecer el amor
En la espesura.

La melodía suena y espero;
La melcocha se pegó en el cuero
Y la sonrisa se estampó en el colchón.

Río a carcajadas por la vida
Porque sé de tu pantaloncillo blanco
Que por cosas de la vida
Se volvió marrón.

Dulce amante, conozco tus palabras;
Y para caer en gracia; ¡suenan mal!
Más una risotada provocan
Si en medio de un barzal la coges
Y entre sábanas de hojas
Acaba tanto fervor.

Se huelen las bocas;
Apesta a tabaco y a licor.
Las tetas se pegaron a la carne
Como ese pequeño chicharrón,
Y para más risa me voy,
Mi hija quiere ver una película,
Y yo, estoy recordando a mi Pastor.

Raquel Rueda Bohórquez
25-3-16


SE FUE MI BAÚL (40)

SE FUE MI BAÚL (40)

A veces dejamos semillas esparcidas en el viento
Pero con el sol se crecen.

¡He visto qué hermoso espiga mi huerto!

Música y más llena mi estancia,
Y en ese divulgarse de aves en su jaula
Un poco de mí rompe cadenas,
Para quedar prisionera otra vez
De tu mirada.

¿A dónde he de correr?

Me acobardó la velocidad de otros
Y decidí guardarme en mi espejo.

Salí del baúl viejo
Que guardaba las miserias de la carne,
Y ahora brillo en cristal nuevo,
Tallando espinas en mis dedos
Y luces de colores en mis ojos.

Llega la tarde, otro día presiento...

¿Qué otro favor puedo pedir?
No alcancé la cumbre de las cabras
Ni por más rocas y espinos
Que bordearon mi cerca.

Pero te amé, ¡es lo más cierto!

Decidí que otro fuego iluminara mi balcón,
Me apagué un tanto, pues nunca hablaste,
Y entre versos y poemas, me acerqué a Él.

Ahora paso los días tranquila;
El cabro ha mudado cachos,
Las cabras cercan mi estancia,
Pero las tripas se pegaron en su espera
Y el cansancio las venció.
Iban como fieras detrás de un bolsillo
Más roto y vacío que sus alborotos.

Fue buena la esperanza,
Pero mejor fue la pelea en medio de astas,
Donde salió vencedora la paciencia,
Y otras risas adornan mi rostro
Cuando las veo pasar.

Son cabras viejas que así morirán,
Pisoteando el prado verde de otros
Y mascando el trigo de sus hijos.

Se fueron poco a poco
Hacia la pradera inexistente
De esos ojos verdes de rana platanera.

¿Fue más mujer que yo?
Sólo fue un pasto más tierno
Para suficiente diarrea en cabro hecho.

Ríe de mí ahora, porque un mañana floreció.

En mi mesa hay cántaros con flores
Y otra mirada cerca mi alcoba,
Con ganas diferentes
Y pasiones más calmas.

Raquel Rueda Bohórquez
25-3-16


DEL AMOR (41)

DEL AMOR (41)

¿Qué no hablemos de amor?
¿Qué es un tema trillado?

Creo que estamos locos de atar;
Un poeta no puede el amor matar,
Es su motivo y su razón.

Por eso les digo que hablen del amor;
Que lo rieguen por el universo
Cual semillas de trigo al viento,
Y mañana,
Las armas serán un sueño negativo
Disuelto en libros viejos.

Sin amor no habrá poesía,
Ni pájaros azules.

Sin amor no existirá el arco iris,
Ni será un recuerdo para nosotros
El que después de la lluvia
Asome Dios su rostro arqueado
En medio del paisaje,
¡Con tantos colores!

Que al llover, seguirán creciendo,
Y al despedirse el sol de un día,
En el cielo continuará iluminando
En forma de madre.

Raquel Rueda Bohórquez
22-9-14





EN LA PARCELA (42)

EN LA PARCELA (42)

Si creemos en el amor,
En el rostro más huraño
Florecerán gardenias.

Vi cómo se le ha dulcificado la mirada
Con un becerro en brazos.

No hubo desapego ni odio,
Alcanzaron sus remos
Para entregar ese amor que le sobraba
Pero que me fue negado.

Alcanza mi día para otro cuento.
Luego corrí a la vez con los pollos,
Agradecí su contento de pise y pise,
De poner y poner.

Más al rato,
Fue dulce ver sus rodillas,
Se doblaron en oración;
Se pintó el cielo en sus ojos de oro
Y la mies fue bendición en cada vientre.

¡Todo era áspero y seco!
Murió el jagüey, pero tiene la boca abierta,
Y en su profundidad
Serán bien recibidas las aguas
De un próximo aguacero.

Lloverán centellas y colores,
Y el milagro de la vida
Iniciará su canto matutino.

Bonanza y sonrisas,
Grillos y patos de agua,
Ranas y garzas morenas y blancas;
Y de nuevo, lo que ayer parecía un crucifijo;
Será verde como los ojos de la esperanza.

Disfruté los ocres de la vida,
Los marrones tirando a besos,
Los rojos halando a caricias,
Y se elevaron los lirios a pesar de todo;
Los gallos subieron a lo alto de los totumos
¡Cantaron fuerte!, /no hubo sancocho
Y otro día madrugador les esperaba.

Durmió la tarde en medio de una colcha;
Vi sus bordados en diamantes
En medio de la negrura de tus ojos,
Y en ese fondo, adiviné tus labios rojos
Coqueteando a la dama de la noche,
Con versos de agua de panela
Y la luna encendida.

Raquel Rueda Bohórquez
25-3-16




LA CRUZ (43)

LA CRUZ (43)

Nos enseñaron, que Jesús fue crucificado
Y con todas las reseñas históricas, lo creo.

Cada día mi madre leía sin cansancio los pasajes de la biblia; pero no es suficiente con leer ni aprender de memoria tanto versículo y capítulo; lo más importante es poner en práctica, y vuelve y juega el amor, es el único motivo por el que estamos aquí un rato, y todos tenemos una cruz para cargar, nadie está libre de sufrimiento; pero no es mayor el peso de mi cruz que la de otros.

Siempre estamos con esa queja diaria, mi madre nunca renegaba, hasta con dulzura cargaba sus achaques y hasta nuestra propia angustia llevaba. Nos decía que teníamos que aprender a llevar con humildad esos días de tristeza, porque también en el camino, había momentos para el gozo.

Cada año hacíamos oración especial en estos días, ahora cada quien por su carril, y en esto viene la pequeña parcela que hoy pide a gritos lluvia. Han muerto las tortugas del jagüey, muchas plantas, y los árboles se han quedado sin hojas, porque necesitan esa provisión de sus corazones para soportar ésta gran cruz de sed, así como Él tuvo que padecer y continúa a pesar del tiempo, soportando las espinas de sus hijos necios, de  nosotros, sus ovejitas grises que cada día estamos más a espaldas a ese amor, a esa esencia de la que estamos hechos, porque prevalece la injusticia, y mientras el mundo continúe así; mi amor, el Rey, estará sangrando por sus heridas frescas.

Recuerdo a cada uno con la cruz que fabricábamos en la pequeña parcela y el recorrido en medio de bromas y risas, pero también había mucha devoción y respeto. La oración fue la que nos mantuvo unidos como familia, pero el hilo se quebró, al irse la reina, otros enjambres se formarán y cada quien continúa su camino en búsqueda de esa miel y esas flores que nos tocarán.

Vivir como si no fuéramos a morir, es la causa de tanto descontrol; vivir dependiendo de cosas y para conseguir cosas, y en esto se nos va la vida por entre un sifón; más lo rico de existir, de compartir en verdad, es todo ese camino en familia sin egoísmos, llevándonos de la mano, levantándonos y volviendo a caer, teniendo la certeza de que estamos unidos y así todo es soportable, pero somos egoístas, vivimos pendientes de la vida de otros para censurar, para denigrar de nuestros sobrinos, de nuestros tíos, y de nuevo se ha blanqueado el cabello, nos hemos apartado unos de otros y empezamos a mirarnos con sospecha.

Somos seres humanos en un mundo cada vez más cercado de indiferencia ante el dolor ajeno, y el amor agoniza en una cruz de cemento, en tanto mueren y mueren los dueños del bosque y nos quedamos cual vencejos, buscando un arroyo en medio de un desierto que poco a poco vamos construyendo.

Hoy es un día para cambiar, mañana no existe, somos la hoja que el árbol no ha mudado, y cuando soplen vientos del norte, danzaremos un tanto, para permanecer en la tierra a la que pertenecemos.

Hay una cruz en nosotros mismos, abrimos los brazos y ya estamos crucificados, pero tenemos que llevarla con amor, saber disfrutar éstos segundos de vida que con tanta pasión nos fue entregada.

Mi discurso pequeño de gorrión, me ha permitido saber, que un Jesús de amor está en cada mirada que nos circunda y en cada ave que surca el cielo.

Con cada injusticia y desamor, estaremos escupiendo el rostro a mi Señor, porque todos somos esencia de Él, quien está en cada ser oprimido y humillado por nuestra causa.


Raquel Rueda Bohórquez
25-3-16