sábado, 16 de enero de 2016

VIRTUALIDADES (22)


VIRTUALIDADES (22)

¿Para qué somos tan confiadas?, no podemos gritar el amor sin sentirnos despreciadas, es lo raro de todo, ¿quién nos puede amar en verdad?, el hombre es castigador,  tiene escondido un as bajo su bragueta que sabe usar a conveniencia, digo, digo; por si acaso miento... ¿ya lo había dicho antes?, ¡perdón por el insulto!, ¡sí!, ¡les perdono!, por todo eso horrible que me gritaron, pero en verdad tenía razón, ya me lo había anticipado el corazón, ¿con rima o sin rima?

¿Cuántas veces han reído en mi cara?, es que de amores virtuales se ha llenado el mundo, hay quien dice ser un emperador y es un pinche vago, apostado en un rincón, pagando una hora por vaciar sus ganas en un computador, pero aquí estamos nosotras dando juego, y por si acaso, ¡ya lo sabemos!, cada Don Juan es un viejo barrigón con las barbas sucias y los chocatos llenos de pecueca que se saca mocos y los pega en el ratón, ¡jajajaja! me río del mundo y de todos los que se han reído de mí, ¿no qué no?, sabía que nada era eterno.

 ¿Para qué gritamos y nos hacemos grandes para humillar a los demás?, ¿alguna vez se preguntaron cómo me sentía?, se ha divulgado mi alma, está colada por ahí con la confianza, y algún día saldrán mis palabras de amor y mis tetas bonitas a relucir por el mundo, y no digan que son feas, porque esas líneas como cremalleras, lucen a pesar de mi estación otoñal, ¡viejos verdes!, creo que en ese juego gano yo, para nada es un disgusto el juego del amor, y ni me creeré la gran señora si me gusta un ruiseñor.

¡Pero dejémonos de pendejadas!, por si acaso te gusta el mismo que me gusta a mí, no me confundas, ¡jamás grites que eres mejor!, porque el tiempo termina dando la razón al ofendido, y en este caso, ¡la ofendida era yo!

¡Chupe!, y esta espina sale sola, no soy de rencores, ¿para qué?, aunque digan que soy una pobre tonta amargada, y todo eso que por gracia plena, jamás leí.

¡Malos amigos!, por todas las carcajadas que nos juntaron, ¡benditos sean!, y por esas mofas que nos separaron, ¡tome pa que lleven!, ¿tenía o no razón?


Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, enero 16/16

POESÍA (23)

POESÍA (23)

Escribe poesía, a éste segundo…
Será tan irrepetible y único,
Pareciendo hoja seca que cae
Y sin vestigio desaparece…

Poesía, tus manos contando pecas
Mezclando tu boca y tu lengua en la mía;
En una danza árabe, suave y cadenciosa,
Con faldas húmedas y puertas abiertas.

Escribe un poema a la luz de otro día
Que nos sorprende trasnochados, 
Sin haber siquiera proclamado un abrazo,
Ni regalado un te quiero, a los más cercanos.

Poesía: ¡es Dios quien nos habla!...
Su voz es profunda, mar desde sus entrañas
Agitando su bandera en el viento
Y conmoviendo junto al sol con sus paisajes.

Escribe un poema a tu madre, a tu padre,
A esos seres que nos dieron la vida
Y a causa nuestra, no cumplieron sueños,
Pues los sueños suyos, éramos nosotros.

Poesía es la oración de la mañana
Con un toche enredando hilos en un platanal
Y el universo dejándolos ser,
Contentos viéndolos crecer y cantar.

Escribe poesía a éste amor tan bonito
Que nos entretiene navegando en letras,
Y nos hace crecer alas en el pecho
Para juntarnos en un valle
Tupido de madreselvas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 16/16



ESTA NOCHE (24)

ESTA NOCHE (24)

Esta noche, si no hay imprevistos, estaré aquí contigo, bailando letras de gorrión debajo de un árbol.

Me dirás al oído tus secretos; te contaré los míos, verso a verso, y luego, juntando cada hoja; las volveremos pergamino, y lanzaremos todo al viento.

Correremos detrás de nuestros sueños, para luego darnos cuenta que estaban aquí a nuestro lado; tú descifrando fuegos en mi carne, y yo, secándome en ti, de tantos fríos y ausencias, de tanto abandono en amar, ¿qué me dices?, seguro que sí amor, estaré aquí como otras tantas noches, rogándonos abrazos, deseándonos, sin que el mundo necio nos señale, desbarate éstos sueños pequeños de poetas.

Esta noche estaré pendiente de la música, grato tesoro a mi oído, de los versos que se canturrean los pájaros en su crepúsculo junto a esa coqueta señora que espera a su sol día a día, pero él se esconde en otros cielos, iluminando las mismas montañas en iguales amaneceres.

Esta noche me dirás si me quieres. A veces te siento frío y lejano, pero sé que nos necesitamos, que ahora nieva en tu bosque, que usas camisas de fuerza, y que en tu ventana gira y gira una gaviota con mi nombre.

Quiero que esta noche me adivines, si la luna se ha mordido un tanto, y estés pendiente que muchas veces te he dicho que te quiero, y otras, he silenciado un poco, pues temo que tu amor tiene dueña, y tu paisaje es amante de tus ojos.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 16/16



SI BAJO LA LLUVIA (25)

SI BAJO LA LLUVIA (25)

¿Qué importa si arrecia la lluvia?
¿Recuerdas que hubo días de mucha sed?
Se colgaban hilos hambrientos de tus brazos,
Y poco a poco, tornaba el sol en palidez.

Vamos por éste sendero de pasiones y pesares;
Un consuelo a veces tardío en llegar.
Desnudamos la carne, secamos cabellos olvidados,
Volvemos a ese blanco aurora de otros días
Y queremos pintar de colores nuestro alrededor.

A veces sigue lloviendo en el pantano, ¿qué más da?
Vivir es lo único que nos queda, el momento del rocío,
El instante del pájaro montañero sonando hojas y ramas.

Esa cruz sin pedido que nos llega
Y nos olvidamos de doña Parca, ¿para qué recordar?
Ahí está, soplándonos versos de amor al oído.
No pensemos en ella, que la vida es siamés con la muerte, 
No importa si nos vamos ahora o mañana,
Pues ya lo sabíamos al nacer.

Después de la lluvia siempre florecerá el cielo;
Habrá luces y luces de aquí para allá,
Se apagará el incendio que propiciaba angustias;
Y en ese llover y llover;
 Alguien con una lágrima
Nos recordará…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 16/16

Antología Mujeres y sus plumas 

MARCANDO EL PASO (26)

MARCANDO EL PASO (26)

Hoy, mi aparejo queda abandonado en el camino.
Por esas cosas raras de la vida, me doy cuenta que la carga se vuelve liviana.

¡Camino y camino entre espinas y rocas!, recojo un poco para mí, otro tanto conservo para otros.

Un dolor viene, y al rato, en una caja de cristal, encuentro que las alegrías se van para juntarse con el mar; se vuelven perlas y se convierten en rosario viejo, sin valor para muchos, para habitar luego cuellos y mesitas de estar.

Quedan huellas donde se ha sembrado amor; de pronto, viene un aguacero que limpia el polvo cansado de vagar.

Admiro a las aves que buscan la primavera, pero se quedan contentas con su otoño, y mucho más, admiro a esas golondrinas que se van y jamás regresan, porque han marcado a un hijo con su sombra, y a unos ojos, con sus prados verdes.

De a poco, en mi caminar, con todo he tropezado, flores inmensas que poco perfuman, pero igual, su belleza atrae a una que otra mosca tornasolada.

Me doy cuenta que el perfume no está en lo grande que parezcas, y que en esas flores olvidadas y pequeñas, hallarás la huella de un aroma, que pasó a tu lado hace rato.

¿Qué son huellas?, ¿para qué sirven?, ¿con qué se comen?, y es aquí, al ver en el espejo quieto de un manantial, que todas reposan en el fondo cristalino del alma, y se quedan en una letra que pocos leen, o muchos leerán luego, si el cuerpo se cansa de vivir, y el alma torna luego en una gaviota, o en un enorme alcatraz buscando fuego encendido; que se entretiene cada día bailando cumbias y pasillos con el mar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 16/16




Antología Mujeres y sus plumas