jueves, 14 de febrero de 2013

ILUSIÓN [46]

ILUSIÓN [46]

¿Cuándo será, amor mío 
ese dichoso día,
en que tomada de tu mano
conozcas mis delirios?


¿Será que alguna primavera queda

si tus alocadas carreras termina,
y descansado, seas mi remanso,
en un lago de aguas tranquilas?




Tal vez no sea nada para ti, 
ni siquiera una sombra en tu pasajera vida;
no olvides que mi ardor quedó en letras,
que la ilusión nunca morirá,
así te hayas ido.


Pero otro día, cubierta de lirios blancos

cuando la mañana pinte colores dorados,
una flor alada asomará en tu ventana
para decir: “Te amo”.



Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, febrero 14/13

CUANDO TE MIRO [47]


CUANDO TE MIRO [47]


Al detallar tus ojos

una honda tristeza siento,
un pesar profundo. 
Semeja un lago oscuro, 
tocado por una sombra.



Al observar tu boca

imagino el arrullo de una cascada.
Divino el amor, triste si te alejas,
ausente de mi vida permaneces,

pero en mi pensamiento vives.


Cuando me doy cuenta

que un azor robó tu vida,
doblo las rodillas y advierto
que no era tuya,


era del cielo.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, febrero 14/13


MI CORAZÓN [48]

MI CORAZÓN [48]


Una vela encendida,

así está mi corazón,
se derrite sobre una blanca pared
de barrotes oxidados,
y a lo lejos,

cruzan pájaros de nieve…


Sobre otro poema escrito

ya no sé qué decir,
han volado las garzas de colores
quedando en mi existencia un vago recuerdo.
Ha huido tu linda voz;
tus manos, parecen doncellas aladas
olvidadas en tu ayer precioso,
allí tu amante único te consentía
en medio de ramas ardientes
que dejaron tu huerto lleno de flores,
colmado de caricias y dolores.



Mi blanca flor

llenando de luz  las mañanas,
tan bondadosa en repartir su aroma
tan linda, ¡tan lejana!...



Perlas del mismo ayer  brotan hoy,

un collar convertido en rosario espera
presintiendo tu sombra en mi espalda,
con esa caricia olvidada
y ese beso que se robó la tarde.



Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, febrero 14/13





SOL [49]

 SOL [49]


A ti, que en fríos inviernos llenas de calor mi vida;
ardiente esposo en las madrugadas,
novio que ha dejado desvestido mi corazón
para marchar con el ocaso, sin decir nada.



Luz de mis mañanas;
tristezas en marchas fúnebres,

el recuerdo de un llanto me encontró dormida,
y en el amanecer, una despedida temblando

en una rama quebradiza,

al marchar, sin regalar el brillo de sus ojos
tan queridos. 


Ahí estás, sumergido en el mar de mis ensueños
cual dorada sábana extendida,
cobijando todas las fantasías de la vida
que mueren al caer la tarde.



El reseco pastizal en llamas arde,
llevándose consigo la vida

en un aguacero de luciérnagas.

Después de ardiente orgía apareces,
llenando de verdor las praderas
y haciendo florecer los cardos en el desierto.


¡Oh mi sol amado!
Astro que enciende mi piel de rojos

que me desvanece ante ese amor,
placentero y ausente,
y me permite divagar sobre las rosas de mi hoy
colgadas de una pequeña rama en mi ventana.


Eres un hilo de oro atravesando los cerros,
la fantasía deja de ser, ante tu mirada amorosa,
luz, tibieza, ardor de amantes sobre el arenal,
amigo en días helados,

Dios, si el pastizal enciendes.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 14/13






UNA ROSA [50]

UNA ROSA [50]


Tan solo una rosa espero,
un beso de tus labios 
pasando por las redes del anhelo,

un abrazo de tibieza en las palabras,
un son de melodías anunciadas. 


Eres el jardín que llena mi vida,
aquí florecen las amapolas,
lirios del campo amanecen llenos de rocío,
las margaritas  se tornan en danzarinas niñas
si la brisa las topa descuidadas
y en su vaivén me dejan tus caricias.



El encanto de las primaveras,
amor es un pequeño trozo de panal hallado
para derretir en mi boca,

y un pétalo al caer, 
anunciando un “te quiero”.


Las manos cargadas de racimos olorosos
miradas son testigo mudo,
y los labios alcahuetes, alocados,
tomados por lenguas de fuego en el alma
que navegan ebrias de uvas rojas y maduras.



Deja tus ojos en los míos,
ahí está todo lo que deseo.
Ese es el jardín de mi consuelo,
para llenar de palabras una blanca pared
abiertas las manos,

para recibir premio tan soñado.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 14/13