EL TREN
Camino a casa con lentitud
pero esa parsimonia de paso a paso
alargó mi vida un tanto
y deseo tomar el tren de la tarde.
Todo es un largo camino
las ruedas pasan por los barrotes
y se deslizan cual serpientes,
de paso veo la inmensidad
el cielo todo colmado de azules,
las aves de paso rondando
y otras regresando.
He tomado el tren de la tarde
pero no sé a dónde iré...
Quiero volver a mi casa pequeña
en donde las orquídeas besaban el aire
y los ojos verdes de mi madre
eran el bosque más ansiado.
La gran humareda se eleva
la agita el viento y la disuelve,
pero el sendero no termina
y tus brazos moros de mí se alejan.
Hay un cruce más dorado que otro
doblé la esquina para no hallarte
y recorro distancias enormes,
días y años sin jamás tocarte.
¿A dónde has ido amor viejo?
Eras la ilusión de mi vida
en otros tiempos más prósperos
que se volvieron añejos
de tanto guardar esperanzas.
¡Qué divinos paisajes!
Pero todos sin ti,
pareciera que vivo en un pajar
y fuera un grano de arena
que todos pisotean al pasar.
He tomado el tren de la tarde...
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 05 10 20
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