martes, 22 de septiembre de 2020

TIEMPO

 

TIEMPO

 

 

Han pasado 60 años y en Colombia la guerra no termina, eso he vivido, y se va la generación anterior, quedamos nosotros, nada es fácil, deseamos a nuestros hijos en otro lugar porque pareciera que no tenemos patria y la sangre se riega sin piedad sobre nuestras montañas y caminos.

 

La desigualdad social y la falta de oportunidades, el deseo de los jóvenes de estudiar y no poder hacerlo, los costos excesivos en todo, la corrupción, el desempleo, el desamparo a la juventud y a los niños, los impuestos excesivos y servicios públicos, la falta de salud para todos como en viejos tiempos, todo esto sumado a la enorme melancolía de no ver aciertos, ni ayer ni hoy, nos hacen pensar que moriremos sin ver la bandera blanca ondear por nuestro cielo mientras la balanza de la injusticia siempre se ladea hacia los más frágiles.

 

¿Qué ha dejado la pandemia?

 

A los que hemos quedado, no ha dado otra oportunidad de vivir mejor la vida, sin tanto afán por conseguir dinero y cosas, sino al contrario volver la mirada a la naturaleza, reparar el daño causado sembrando buena voluntad llena de semillas, porque el tiempo se va, y sólo quedarán escritos y palabras que se borrarán, como la estela de una cometa encendida en el firmamento.

 

Gracias por este momento y la oportunidad de conversar un poco sobre el dolor agudo que nos aqueja como humanidad.

 

Qué sea este un espacio para transformarnos en mejores personas, buenos seres humanos amando lo que nos rodea y protegiéndolo de nosotros mismos.

 

Necesitamos sanar, si no lo hacemos ahora, estamos perdidos… nuestro tiempo se agota…

 

 Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, septiembre 22/20

 

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