TIEMPO
Han pasado 60 años y en Colombia la guerra no termina, eso he vivido, y
se va la generación anterior, quedamos nosotros, nada es fácil, deseamos a
nuestros hijos en otro lugar porque pareciera que no tenemos patria y la sangre
se riega sin piedad sobre nuestras montañas y caminos.
La desigualdad social y la falta de oportunidades, el deseo de los
jóvenes de estudiar y no poder hacerlo, los costos excesivos en todo, la
corrupción, el desempleo, el desamparo a la juventud y a los niños, los
impuestos excesivos y servicios públicos, la falta de salud para todos como en
viejos tiempos, todo esto sumado a la enorme melancolía de no ver aciertos, ni
ayer ni hoy, nos hacen pensar que moriremos sin ver la bandera blanca ondear
por nuestro cielo mientras la balanza de la injusticia siempre se ladea hacia
los más frágiles.
¿Qué ha dejado la pandemia?
A los que hemos quedado, no ha dado otra oportunidad de vivir mejor la
vida, sin tanto afán por conseguir dinero y cosas, sino al contrario volver la
mirada a la naturaleza, reparar el daño causado sembrando buena voluntad llena
de semillas, porque el tiempo se va, y sólo quedarán escritos y palabras que se
borrarán, como la estela de una cometa encendida en el firmamento.
Gracias por este momento y la oportunidad de conversar un poco sobre el
dolor agudo que nos aqueja como humanidad.
Qué sea este un espacio para transformarnos en mejores personas, buenos
seres humanos amando lo que nos rodea y protegiéndolo de nosotros mismos.
Necesitamos sanar, si no lo hacemos ahora, estamos perdidos… nuestro
tiempo se agota…
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