HERMOSURAS
¡Es verdad,
la hormiga me miró a los ojos
y me sentí tan pequeña!
¡Qué hermoso ver
a las acacias en flor,
al perro viejo
que no ha dejado sus andanzas
y al curtido labrador!
Van y vienen las torcazas
para entre lloros y lloros
buscar un rincón de gajos rojos
y ahí no más, multiplicar la vida
tan fugaz y efímera
prendida de un hilo tembloroso,
pero divina al fin.
¡Qué hermoso del río su reboso
bordando faldas de espumas de colores
retratando el cielo
y explotándolo después!
Busco tu mano y me sorprende
una hormiga en su tropel
elevando el rostro, ¿será que me vé?
Y en estampida creyéndose grande,
corre semejando un potro enamorado
sobre la blanca hoja de papel.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 10 07 19
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