EL INSTANTE
De ayer a hoy casi que desaparezco,
vi las nubes a traviesa
y entre las sombras
me vi corriendo entre miles de espejos.
Tal vez el instante del dolor se aproxima
y no adivinamos que toca vivir sin tanto afán
acomodando la cabeza sobre la almohada
abrazándonos con más amor
del que nadie nos pudiera dar.
Ayer te vi sonriendo
y después de la sonrisa enorme
las ponzoñas de víboras atacaron tu buena fe
para mañana el karma madrugar
a ese lugar de la ingratitud tan dura y cruel.
Hoy estás ahí, entre flores del campo
junto a las palomas pintadas de patas rojas
buscando pepitas de agraz y arrimando paja
en un nido blando que tiene dentro muchas espinas.
Lo siento hermano mío,
las penas vienen en caballo blanco
y se alejan en un parpadeo
entre la ventisca de otra mañana
y el aireo fresco del rocío entre las hojas.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 20 08 19
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