VUELAN MIS AVES
Se siente un raro dolor cuando los hijos crecen 
y se alejan de nuestro lado, 
es el mismo viejo dolor de madre 
que advierte el vuelo de sus aves 
sin tal vez jamás volver 
al mismo árbol que las cobijó. 
¡Así es la vida!
Acíbar y miel entre las rosas
espinos y flores si el sol les besa.
Se siente una daga fuerte, 
un raro vacío en el estómago, 
como si el hambre regresara 
y no hubiese con qué calmarla.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/19
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 8/19
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