UN SILENCIO
La noche está tímida,
los aviones de guerra me asustan
las mentiras cianúricas me espantan
y una copa de hiel lleva a la muerte.
Un silencio por ellos,
los que ayer cumplían su deber
pero hoy yacen bajo tierra
sin la esperanza de otro amanecer.
La voz de la noche me acusa
y el viento empuja las hojas
que caen y caen
sin llevar ventaja.
Un silencio taladra
persigno mi pecho con otras palabras;
la vejez ha llegado con su pálido traje
y la piel se vuelve acordeón
entre las rodillas.
Gentes van y vienen...
Los veo pasar afanados,
el viento sigue furioso
moviendo los árboles
y elevando las olas.
Algo inventarán mañana
porque para la mentira son dioses
y un carnaval suena cada tanto
para desviar la atención
y evitar el fracaso.
Un silencio largo
por aquéllos hombres que hicieron el bien
y a punta de gotas amargas
se los cargaron.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 21/18
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