sábado, 23 de diciembre de 2017

KIKAS 221217


KIKAS 221217


No puede haber nada más horrendo a que nos explote un huevo podrido en el rostro, pero la reacción fue correr y reír, despertar más temprano a ver salir el sol en medio de nubes blancas con el cielo despejado, y esperanzas mojando nuestro corazón.

¡Sí!, ¡hoy es un gran día!, me acojo a la aventura de vivir con sencillez, amando lo que llegue, protegiendo a los seres que no tienen nuestra voz, de la mejor manera, y pensando que otro día como hoy jamás se repetirá.

Hoy puede ser nuestro último día aquí, en este planeta maravilloso y maltratado; hoy es un día para cambiar nuestras actitudes soberbias y doblar las rodillas para bendecirnos y amarnos, y así, de igual manera, hablar con las aves, con el viento; conversar con las hojas secas y escribir en ellas nuestros pensamientos.

Amanecí clueca, no nacieron mis pollitos, pero la sorpresa fue mayor al ver a una madre afanada por sus hijos, contenta, siempre contenta, sin importar el lugar en donde esté, sin renegar, sólo abriendo sus alas para proteger y guardar esas vidas, que por alguna razón cobijó durante días y noches, hasta que al fin la flor reventó, y el campo se iluminó con sus presencias divinas.

Ayer pertenecía a un gran bosque, hoy su hogar se reduce a mi corazón, y me di cuenta que nos llevamos bien, la amé desde que vi sus ojos brillantes y desde el momento en que se dejó acariciar y pude tomar a sus hijos sin que ella se inquietara.

¿Se dan cuenta cómo es de simple y maravilloso el amor?, el amor bordea nuestros ojos, nos llama, nos grita, no hay amor que no lleve plumas, porque ellas nos reescriben la historia de otros, y creo firmemente que un alma está en cada ser que habita el planeta, son las mismas almas que van y vienen en cualquier forma y por tal razón debemos respetar la vida, pienso también en el depredador, en la naturaleza también existen, pero ellos sobreviven, ¿nosotros qué razón tenemos para matar?, ¿qué nos impulsa a mostrar a los pobres nuestras riquezas y ufanarnos de lo que podemos hacer y otros no?, hay aves con plumas largas, otras las llevan cortas, unas son de colores maravillosos, otras son como el mirlo; grises, pero nadie puede cantar como el mirlo, y en esta comparación, nadie puede ser mejor que el otro, porque cada ser nació con un don único e inigualable.

La moraleja de hoy es que me siento feliz con lo poco, que es demasiado; agradezco por la gallinita enana y sus pollitos, me siento orgullosa de conocer la cima de la palmera y también saber cómo se arrastra la oruga para llegar a convertirse en mariposa.

Hoy es un día de Kikas felices, de pollos contentos, no en mi cazuela; intentaré la cría de aves porque siempre he amado verlas crecer y saber que alguien las amará como yo, no en un plato, sino que será feliz dándole alimento y protección a un alma más que tiene el mismo derecho que nosotros a vivir aquí, en este lugar tan bello y maravilloso.

Gracias amigos, no soy un ángel, tengo mis propios miedos, mis cobardías, pero mis afanes de ayer los dejé ir, se fueron corriendo hacia el mar. No busco más posesión que estar contenta bajo un techo, que amarme más de lo que otro puede hacerlo, pues si me amo, puedo iluminar el camino por donde voy y van otros, un camino que todos conocemos, lleno de espinos y abrojos, pero también de mucha luz, tanta y demasiada que será por donde pasaremos en algún momento de nuestra existencia que puede ser ahora, y ahí no será negado un abrazo, porque seremos parte del viento, del horizonte y del azul del mar.

¡Sí!, ¡la de los pollitos!


Raquel Rueda Bohórquez
23 12 17



No hay comentarios:

Publicar un comentario