VIENDO POR AHÍ
Trepó el gorrión a la montaña,
ajustó su afán al nido del amor
y se llenó de cánticos pequeños,
el valle de los sueños.
Pasó la oruga en búsqueda de esmeraldas,
las reventó a su paso,
pero ellas fueron generosas
y un envés fue propicio, una cárcel dulce
bordada con hilos de plata.
Otro día desperté viéndola a los ojos,
ella asomaba sin temor
y el sol de lleno le tocaba,
para que el viento le agitara
en medio de la más bella flor.
Raquel Rueda Bohórquez
05 11 17
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