viernes, 10 de noviembre de 2017

CALLA

CALLA

Calla, que un ave está orando sobre un árbol 
y una garza se ha puesto de rodillas. 

Tan mágico es el amor 
que ni cuenta nos damos. 

Ayer estaba en tus brazos,
la vida se va ligera por entre las rocas
y a pesar de todo, floreció el cardo.

Siento la luz que toca al mar,
percibo la música de las olas
y al paso del viento el murmullo de la caracola.

¡Corren y corren las nubes!
El sol buscó la cuesta, no se cansa,
las estrellas llenan el firmamento
y te sigo pensando.

Que nada perturbe tu andar
porque mi amor es cierto,
jamás creí estar sin ti,
pero tu sonrisa fue más grande
que toda la miel guardada.

Florece en mi jardín el pensamiento
y en sus hojas secas escribo mi amor
letra a letra, con los dedos corvos
y la mirada cansina.

Me he vuelto oración después de todo,
me acerco a la bondad del infinito
donde se gesta el amor
y un loco me hace el favor
de alejarme de tu lado.

Está el cielo encendido,
así mi rostro al pensarte,
y un cucarachero contento
me hace sentir infeliz
porque no tengo su arpa en mi garganta.

Debemos callar nuestro ruido interior
y percibir el gran amor que se crece
entre los gajos del limonar.

Pero con esto y todo lo demás,
jamás he podido olvidarte
y tus negros ojos son la estrella
que guía mi velero de papel
sobre las olas del mar.

Raquel Rueda Bohórquez
10 11 17

No hay comentarios:

Publicar un comentario