FLOR EN LA RIVERA
Estoy en la orilla de un lago;
es tal su profundidad,
que soy un pez ahogándome de amor
en el espejo de sus aguas.
Heme aquí tesoro mío,
sin el disfraz que encadena,
con la desnudez del niño
que espera el pecho de la madre.
Estoy en la esquina de tus párpados,
esperando el beso de tus pestañas
y la gota de lluvia salada
que de tu mar profundo me entregas.
Vengo a tu puerta abierta,
mojo mis pies en tu boca,
y tu lengua es una gaviota
que en picada bajó para cargarme.
Soy un pez en tus aguas,
¡qué manso eres!,
¡cómo me tratas con dulzura!
Nada es más cercano que tu amor,
lo veo tocar mi vida
en el latido pequeño de la hormiga
que feliz arranca un pétalo
y lo lleva sobre sus hombros.
Estoy en el puerto ansiado,
esperando llegues por mí,
no tengo ningún tesoro para traerte
y aún así, me abrazas
y dejas caer los rayos del sol
sobre mi pálida mortaja.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 21 10 17
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