ESCUCHA
Centrada en mi lugar
siendo una flor donde ha de estar,
pequeños ríos entre la montaña,
gotas que se dejan caer sin engaño
sobre musgos verdes y grises rocas.
Escucha, reclama la brisa su espacio,
hace danzar a las flores mientras trina un ave,
una mariposa hace estación en un lirio
y continúa su viaje con sus mágicas alas.
Un tambor a lo lejos, ¿será mi corazón?
Cansada de no verte,
advirtiendo una desilusión,
miro al paisaje y no te encuentro.
Camino sobre pálidas brisas de septiembre
para quedar en el mutismo de siempre
navegando entre las estrellas,
robándole a la vida una promesa
con los labios pálidos
y los dolores que se añejan.
¡Escucha!… escucha…
Todo es blanco y el sonido llega,
un cristal se quiebra bajo la lluvia,
son los pasos de un gorrión que espera
aterido en blanca rama
una palabra tuya siquiera.
Y al paso de la corriente nueva
se llenan hojas de rocío.
¡Qué divinas se ven las cayenas con sus perlas!
¡Qué milagro permanente es la vida!
Y entre suspiros que se alejan,
siendo vana fantasía,
no era nada lo que me dejaba el viento,
no eran cantares los del tambor;
no eras la barca que se anclaba
para quedarse en mi corazón.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 26/13
Mis padres en la casa de mi tío Carlos
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