¿En qué mar estás?, ¿en qué sombra?
Busco tu imagen entre una luz violeta, 
y se destiñe con un nuevo día.
Vago entre jardines de añoranzas, 
entre letras pálidas de un viejo diccionario
y desapareces entre las voces de niños, 
junto a las sombras de mi propia huella.
¿En qué cielo azul?, ¿en qué luz te puedo hallar?
Amanecen mis ojos cansados de llorar, 
y entre sueños corro a buscarte.
¿Eres acaso la sombra 
que cubre mi ventana, al cerrar los ojos?
¿Eres el beso de la lluvia sobre los trigales?
Enmudezco de a poco, 
tornan las tristezas y me duele todo.
Arrodillada, pocas veces busco una razón,
pero levanto el rostro 
ante un mástil ensangrentado en la pared,
y sus llagas te recuerdan otra vez...
Dulce paloma: ¿anidas acaso entre los trigales
que danzan al viento y se estremecen al sol?
¿Una corte celestial te lleva en brazos
para que no te canses?
Te busco y te nombro a cada instante, 
y el verdor de unos ojos te resucita
cuando el espejo me habla de ti, 
de la inmensidad del valle,
y agradezco a Dios por el regalo de tu vida
para enojarme al rato por llevarte.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 9/13
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