ESTUVE AHÍ (44)
Estuve ahí galopando en el silencio,
el instante aquel entre la noche y el amanecer
en que una gota de rocío se estampa en un pétalo,
y la abeja encuentra sus estambres, para probar su miel.
Pasó la bruma entre las hojas del platanal
y temblorosos los toches desnudos
abrieron los ojos para iniciar a llorar.
Estuve ahí, vi pasar el manto de las nubes grises
y el milagro sucedió en un parpadeo;
el sol llenó la cumbre de colores
y los pájaros locos iniciaron su rochela.
Fabriqué la oda entre los resecos pastizales,
hallé en la cúpula de un árbol
la enredadera más sublime,
y me volví alondra;
y me volví alondra;
me convertí en mariposa que frenó ante tus ojos
pero otra vez, una y otra vez
no te percatabas de mi presencia,
y me volví ausencia hasta que te dolió la carne;
me volví lluvia en tus ojos y escuché tus gritos,
y cuando pensabas que te había olvidado,
cargué contigo y todas tus penas.
Te zafé de las garras de la ambición, del afán,
para que pasearas tus ojos por el jardín olvidado
que siempre estuvo ante ti,
pero sólo te afanabas por lo vano.
Raquel Rueda Bohórquez
11 08 17
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