Mañana será un día
muy triste,
volverá la cigarra
al árbol
¡después de tanta
tierra y silencio!,
llorará hasta
reventar la madre, y con ella,
todos quienes te
amamos,
seremos pequeñas
luciérnagas
rogando a Dios otro
minuto para brillar.
ESOS DÍAS (13)
Esos maravillosos segundos
en que las sombras nos juntaron
y pude ver tu estrella dibujada
como azul joya robada
del mar,
y el viento sibilante nos contaba sus afanes
entre las ramas frescas que la lluvia besaba.
Caminando y dejando huellas que se borraban en la tierra,
tocando tu mano la mía con sabor a sal en la boca
y las melodías sonando entre los pastizales secos,
con esos atardeceres mágicos que envolvían todo
y llenaban nuestros silencios con sus colores
con las nubes que nos pintaban ovejas mansas
que seguían el camino del viento…,
esos maravillosos segundos compartidos,
¡todos se fueron!, más tornan al recuerdo,
se amañan en la garganta que atora mi llanto,
y mañana, ¡oh amado!, mañana entre la tierra
se crecerán las cigarras para luego llorar como ahora,
al recordar tu paso raudo por nuestra casa
cual cometa que soltó una brisa fuerte
y te alejó de nuestro lado.
Esos segundos no volverán jamás, ¡ni siquiera este minuto!,
porque todo se esfuma entre los dedos,
y no iluminan los cirios en mis paredes con sabor a ti,
más tú sombra ronda mi valle sombrío,
ronda y canta su mejor canción
entre la gran herida de la roca
que se fundó en mi corazón.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 27 08 17
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