martes, 1 de agosto de 2017

AGOSTO 0117 (58)

AGOSTO 0117 (58)

Si despertamos pensando que todo es fácil, 
¡te jodiste bollo e yuca!, 
toca agarrar la vida con ganas, 
conversar con el viento, 
escuchar al chirrío que repite su canción aguda.

Hay que percibir el murmullo de las hojas 
que avisan del huracán bravío; 
toca ver a las hormigas organizar su casa empapada 
y sacar y sacar tierra; 

toca respetar a las hojas del camino 
porque no son basura, 
ellas son la capa que la madre tierra usa 
para posar de reina.

Tenemos que sorber el agua con ganas 
para no envenenar nuestro cuerpo 
con tantos líquidos dulzones. 

Nos toca comer frutas y verduras y menos carne, 
porque el dinero no es para tragar como cerdos, 
también toca ahorrar 
porque vendrán tiempos difíciles para todos. 

Nos toca salir a la calle a sembrar árboles, 
pues cada vendaval los viejos se van,
 y los árboles jóvenes quedan muy heridos.

Si despertamos pensando que todo es dinero, júbilo, gloria, 
¡jamás aprenderás que la vida también son espinos!

Los cactus sobreviven al ardiente sol, 
y a pesar de ello dan flores y frutos maravillosos.

¿Qué tal que todo fueran globos y globos?
Sería peor no haber nacido, 
porque la vida es un sacrificio diario,
las alegrías son contadas 
y las penas nos hacen fuertes y nobles.

Si despertamos pensando 
que vamos a estar en la cúspide,
 ¡aquí sí que la acabas de cagar compadre!

Para estar ahí se necesita que el destino haya confabulado antes, 
porque la suerte es como un cofre en el desierto, 
sólo pocos lo hallarán, 
así que pensemos menos en lo inalcanzable
 y vivamos con rectitud y aplomo 
el tiempo que nos toque.

¿Quién conoce su día y su hora? 
Puedo resbalar al terminar este cuento 
y no saber nada de nadie, 

pero el chirrío se empeña y el café está caliente, 
la vida me suspira al oído y el amor está a mi lado 
con sus ojos dorados viéndome sonreír.


Raquel Rueda Bohórquez
01 08 17

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