EL ACANTILADO (4)
Un mundo raro,
espejismos de olas
y el rocío tocando
filos
sin herir ni maltratar.
Me reservaste para tu herida,
en ella encontré reposo
y la espiral añosa se fue
dejando destellos pálidos en la arena.
¿Viste que todo cambió?
La marea ha bajado,
la gaviota lesionada
ha secado sus alas.
El sol fue el espejo más dulce
que entre sus líneas rectas
le dio calor y la elevó.
Pero el acantilado se perfiló
en medio de tanto beso y sal
para que pudiera nadar
y disfrazarme en medio de sus rocas,
/de caracol.
Raquel Rueda Bohórquez
24 06 17
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