MI
BANDIDA GIAN (28)
¡Ésta
mirada
Es
redondita para mí!
Desde
que llegó a mi vida,
Gian
es dulce miel
Con
patitas de algodón
Y
ronroneos de felicidad
Si
me ve pasar.
Recuerdo
ese día:
Iba
y regresaba...
¿Será
que me llevo
A
estos cagoncitos?
Una
vez en casa,
Leche
tibia y una jeringa
Y
regresé durante el día,
Dejé
llenas sus panzas
Pero
delataban
Esas
tristezas mañosas
Que
bien saben conquistar.
¡Eran
tan pequeños!
Unos
tenían sus ojazos bien abiertos,
Otros
apenas sí podían gatear,
Y
un velo de párpados cerrados
Me
hizo regresar.
¡Vamos
a casa!
Decidí
que los más grandes
Cabían
en mi mochila
Y
en el camino,
¡No
pude más con mi conciencia!:
¡Se
van todos!,
¡No
importa el qué dirán!...
Y
en una jaula grande,
Cerca
de mí,
Se
encariñaron tanto,
Que
me creía su mamá.
¡Miauuuuu!
¡Miauuuuuuu!, ¡por Dios!...
Y
de nuevo leche tibia
Y
en esto se crecieron.
Siempre
limpios y aseados
De
unos se enamoraron
Y
encontraron dulce hogar;
Otros
se espinaron
En
otras casas y se largaron;
Pero
lo más triste,
Es
que a otros envenenaron
Con
leche tibia y algo más.
A
mi gordita nadie la quería, /en el fondo lo sabía
Ésta
gata se quedará en casa, /Kevin, Vero, Caro,
Ya
todos le amaban:
¡Qué
graciosa!,
¡Qué
lindo ese minino!
¡Parece
una tigresita,
La
más divina del universo!
Así
fue, creo que tiene 2 años, ¿o tres?
Lo
único, es que cuando mi casa
Se
llenó de ojos brillantes
Que
me asustaban
Con
sus gritos de amor,
El
doctor Arnulfo la operó.
Aquí
está cerca de mí,
Tiene
pose de cortesana;
Espera
por todos
Pero
a ninguno se entrega.
¡Mi
putita gata!..., mi bandida,
¡Qué
divina es!...
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
18 febrero/16
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