Mi madre esperando su cédula, la última.
¡Gracias cielo mío
Por esta noche tan llena de estrellas,
Y porque sé que una entre miles,
Es la de ella!
Gracias por la salud y el desvelo,
Por la sonrisa que junta una lágrima
En el resplandor de tu espejo.
Gracias por el amigo y sus abrazos,
Por las palabras que nos calientan
Como en su despedida de luces mágicas
El sol en el ocaso.
Gracias por este día y ésta lluvia
Que reflejó lo frágiles que somos
En la tempestad y el rayo,
En el aroma de las rosas muertas
Y en la fragancia que nos persigna
Dobladas las rodillas.
Gracias por el velo de la noche
Y los reflejos de los rayos
Que nos resguardan en un abrazo
Y nos acarician con un beso.
Gracias por el día y por la noche,
Por el movimiento del corazón
Y el cauce tibio de ese río
Que parece vencerse tranquilo
En el lago manso de tu amor.
Raquel Rueda Bohórquez
13 9 16
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