UNA TARDE SIN CAFÉ (24) (A)
Cuando las palabras sobran y el espíritu se manifiesta,
Hay un sonido dentro del silencio que nos grita frases.
Es en el tormento de la soledad, que escuchamos la voz de un
ave
Que insepulta, alardea felicidad entre los gajos de un
limonar.
Más nada sabe, ni intuye de la flecha que se dispara,
Ni la carcajada que suena a maracas en su funeral.
Ahora ronronea otro gato cerca de mí;
Tiene su mundo gris, camisita de seda blanca
Entre curvas y rayas, pero más que todo él,
Es la mirada inquieta que se calma luego
Y busca en el rincón del amor, un pacífico consuelo.
Viene ese dulce ronroneo que calma toda inquietud
Si nos están viendo cual si una madre apareciera en el
camino,
Con la certeza de ser el azar quien tocó su corazón asustado
Y abrigó su temblorosa carne entre mis pechos.
Todo el día de hoy está raro…
Tengo calor, ganas de dormir, de leer,
Luego despertar y no desear hacer nada;
Retornar a la Teresa de “La insondable levedad del ser”,
Luego saber que todos somos Teresa
Cadáveres para mañana, sueños guardados en el baúl
Que regresarán como pesadillas
Al sonido de un disparo, una tras otra,
Desnudas riendo y cantando, /así lo dice,
Y así adivino que soy, que somos;
Mujeres lidiando con nuestras cargas interiores
Y deseando una mano para dormir aferradas de ella.
Espero a la tarde, habrá reunión,
Nuevos mensajes, otras personas,
Otros abrazos que nos juntarán
En el mismo sueño vano de luchar,
Para vencer la tarde con los bolsillos rotos
Y el alma espinada por el cardo de la indiferencia.
La caja de los sueños perdidos, se abre poco a poco,
Para que sean leídos y esculpidos entre perlas pálidas
Todas las rarezas de la vida, que contamos de a trocitos
Para brindar después con una sonrisa fingida,
En medio de un mundo de gentes raras
Y amigos que no suenan ni a carnaval.
Esta tarde sin café tiene sabor a nostalgia,
Esa nostalgia que nos pone a girar y girar
Para retornar al mismo punto donde inició el círculo
Y en el centro, una espina nos mueve.
Somos del mundo el gorrión que no se ve
Y de la llama, la imagen que no se refleja en la pared.
Hoy no habrá café de pepitas,
¡Ni por el putas voy a lavar pocillos!
Qué tomen instantáneo y luego se alejen
Con los zapatos sonando y los bolsillos vacíos,
Porque si aquí no hay para dos,
Menos habrá café para brindar por un deseo
Que jamás se cumplirá.
¿Me hice entender?
Raquel Rueda Bohórquez
17 8 16
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