A UN AVE (43)
A veces la naturaleza nos regala imágenes con grandes
ejemplos, la imagen de una gata que abriga a un pequeño loro, ¡claro que no
será su comida!, hay un "algo" que invita al colibrí a la flor, hay
un "algo" que mata el canto del ruiseñor.
A ese pájaro gris que vuela de ventana en ventana,
Que cansadas sus alas agita contra la fría coraza de su
barco.
Deambulando sus penas las lleva a cuestas
Como el niño del basural su desventura
Que cambia por trozos de cartón.
A ese ruiseñor que muda plumas
Pero que se atiene a la voluntad del sol.
Una lágrima escucho caer y el viento transmuta
Entre la indiferencia de quien la vio nacer.
A ese mirlo intranquilo que hizo nido en árbol equivocado
Alguien su tronco vio, y pasó de lado,
Más de la indiferencia de todos se armó un valiente:
Con una sierra fuerte y una espada
Penetró profundo en su corazón.
A esa avecilla que surca el cielo
Asustada de no ver su árbol en tal esquina;
Sus ramas besan el suelo,
Los frutos se van con la lluvia del día.
A ese gorrión que perdió su pinar
Que ahora busca en un rincón algo de consuelo,
Más el mundo ríe y alguien se levanta
De entre los abrojos y los espinos…
Al sol de hoy que me bendice,
A la mañana que me hizo despertar;
A ti que conoces el dolor ajeno
Y un abrazo sabes dar.
Raquel Rueda Bohórquez
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