jueves, 7 de julio de 2016

LOS PÁRAMOS (31)

LOS PÁRAMOS (31)

Los páramos son intocables.
Cuando el hombre lo aprenda,
 La vida brillará
Cual luciérnagas en la oscuridad.

Un páramo es la reserva del amor.
Entre musgos y flores que parecen de algodón
La belleza de una gota de rocío se esconde
Para ese luego caer y caer
Bendiciendo las cascadas soberbias
Con sus cabelleras blancas.

Tocar un páramo
Es como arrancar el cabello a los viejos,
Robar en un instante la sabiduría de siglos
Y someter al mundo al suplicio de morir poco a poco
En la sed de los que vienen.

Somos gente necia y bruta,
Pensamos que una joya vale más que el musgo,
Creemos que un diamante es más que una perla de rocío
Y estamos entrando a caminos peligrosos.

Poco a poco volverán desierto todo,
Ni siquiera los ríos internos se respetan
Porque han quebrado la tierra y la contaminan
Con las pestilencias que mueve a los ambiciosos.

Hoy tengo más miedo que ayer,
Me han tocado de nuevo otros dolores
Y el corazón parece estallar,
Pero el suplicio de ver morir el bosque
No se compara con otro,
Porque ahí se van las esperanzas de muchos
Por la necedad de pocos.

Dios mío, que no tenga miedo de mí, sino temor de ti
Para que no me atreva a ser parte de todo esto
Que marca el alma y la ennegrece.

Será vista por ti el día que de sed supliquemos
Por esos pálidos reflejos que se volvían joyas al sol
Y que se fueron con la sombra oscura de las miradas.

Que cada día tenga una sonrisa en mi rostro
Para que nadie adivine la nube que llora
Y el aguacero que moja por dentro.

Raquel Rueda Bohórquez
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