LA NIEVE (38)
Me siento como mi sobrino Luis Eduardo,
Caminando por entre la nieve, con frío,
Pero con demasiadas ganas de escribir
Sobre esa sábana limpia y pura:
El amor es superior a todo sentimiento.
Extrovertidos van mis pájaros libres.
Nada detiene sus ganas de ver y sentir el viento,
De adivinar la manera en que brotan las aguas
Y transforman el paisaje ocre en bordados de nieve.
Lo de niños surge bajando la cuesta
Resbalándose entre tal blancura
Con esas carcajadas que llenan el mundo de alegría.
Se aferran de las manos, se juntan y persiguen,
Para luego descansar con otra mirada más brillante.
Me siento la pluma que agita el ventilador,
La esquirla de flor que alguien ha soplado
Y vuela con su pequeñez
A clavar esa espina de flecha
Que le dará hojas nuevas y flores que se le parecen.
Ya no puedo hacer sino esperar
A otro día providencia, a otra mañana suerte,
Con ganas de un despertar sobre la cima de una montaña
Con pico y garras nuevas y mis alas enormes
Pasando como una sombra sobre el Magdalena,
Viendo desde ahí que la nevisca fue la hoja en blanco
Donde escribo mis silencios y grito mis penas.
Raquel Rueda Bohórquez
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