ESE DÍA (52) (A)
Ese día también estaba viendo
Una libélula que cruzó por mi estancia y le dije:
¡Ey libélula!,
¡Esta es la casa que debes visitar!
Estaba llorando,
Pero ella siguió volando y volando,
Pero no me canso de esperar.
Luego dormí,
Fue como si un ave tocara mis ojos,
Y nos convertimos en música entre el viento,
En alas de cristal...
Raquel Rueda Bohórquez
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