jueves, 2 de junio de 2016

EN SUEÑOS (54)

EN SUEÑOS (54)

Y al despertar me di cuenta que soñaba;
Que las alas de un cóndor eran mi cobija.

Lo vi a Él, los vi a todos,
Me dijo que no hay sueño imposible,
Porque al cerrar los ojos, todos volamos...

Creí ser parte de tu cometa,
De los poemas que imagino son para mí.
A veces pienso que sí,
Que no puedo desconfiar tanto de la vida,
Que nos inventamos una caja de sueños
Y ahí nos escribimos cada historia;
Esas ilusiones que nos hicieron caminar senderos espinosos
Y poco a poco dejamos en el camino,
Para que la carga sea liviana.

En el sueño vi tu rostro;
Me gustaron tus ojos negros
Y tus manos deslizándose por la plastilina,
Formando figuras y armando historias
Que se quedan atrapadas en todas las obras
Que tienen un poco de ti;

Guardan el sudor y el hambre de seguir viviendo,
De continuar caminando hojas secas,
De seguir pintando cada brizna blanquecina
Que se amontona sobre los árboles desnudos,
 Y sigues caminando…

No importa que nos ahoguemos de frío,
Para contar al mundo que por ahí pasó tu vida
Y tus huellas despejaron dudas en otros,
Que corrigieron senderos
Para no cometer los mismos errores
Que el destino nos marca.

¡Pero es una gran mentira!
Está escrito el libro de la vida de cada uno,
No podemos dar marcha atrás a lo que está por suceder;
Nadie puede cambiar su historia,
Ni siquiera por un presentimiento.
Lo que es, será, y lo que fue, era.

Al despertar, me di cuenta que seguía durmiendo,
Pero en el sueño eran tus mismos ojos y boca;
Tal presentimiento me invitaba a dormir de nuevo,
Para que fueras al fin
Una realidad dentro de mis ensueños.

Raquel Rueda Bohórquez
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