ENTRE POETAS (44)
¿Cómo amanecería el poeta que más amo?
Sólo cuídate mucho,
Camina despacio eso ya lo sabes;
Disfruta tus segundos,
Y piensa en mí de tanto en tanto.
Recuerdo ese ayer de gaviota herida
En el rincón más triste, con la ventana cerrada;
Pareciera que el cielo hubiese desaparecido
Y todo en mí desangrara…
Fue ahí cuando me di cuenta que estabas,
Que acudiste cual águila al llamado de sus hijos
Y en medio de un verso me animaste a volar
Sin importar las fuertes brisas del momento.
La depresión tocó fondo por vario tiempo
Pero entre tú y el sol me dieron abrigo.
Se fueron secando las heridas y nacieron otras plumas,
Con ellas nos crecimos, parecíamos dos soñadores tristes
Que se hallaron en medio del océano.
Me tocaste y te toqué, fue una corriente de fuego
Que pasó de mi corazón a las piernas,
Luego subió y bajó, parecía un foco encendido
Al verte pasar por esa estrella
Y ahí nos volvimos poesía, sin ruidos ni alardes.
Nos amamos más que otros que lo gritan
Y en silencio, en éste silencio a veces nos alejamos
Para que el huracán nos despierte otra vez
Nos repita con su ardor:
¡Ámense de la manera que deseen!
Toquen sus almas, parecen cítaras al viento,
Peguen sus corazones en el invisible momento
En que la musa los atrape y los haga girar.
Así sabrán de qué manera bendice el amor,
De qué manera sana y da fortaleza.
Qué al otro lado, desde el invisible espacio,
Un hilo de cometa se alargue y seamos los tres
Abrazados en un poema…
Raquel Rueda Bohórquez
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