viernes, 13 de mayo de 2016

CREÍ (40) (A)


CREÍ (40) (A)

Creí que era un aguacero;
Sólo fue pensar en mi madre
Para que las nubes guardadas en mis ojos
Se llovieran.

¡Oh pedernal mío!:
Eres el adobo a mi poesía.
Tú, romántica y soñadora
Pareces el hada que me asombra
Cual mariposa en el jardín de mis fantasías.

Es en tu pálido cabello
En donde el sol con gracia se entretiene,
Y en esos destellos de potro en la llanura
Corretean contigo imágenes de fuego.

Tulipanes y rosas se hacen amigas de claveles...
No existe el dolor ante tu pálido mármol
Pues hasta muerta fuiste hermosa;
Parecías en tu lápida un árbol
Y en el árbol seguía cantando mi cigarra.

Luego te vi, tu forma era de cristal,
Vacía por dentro habías quedado
Porque tu alma pura había echado a volar.

Creí que jamás me llovería tanto el mundo
Pero aún ahora, el dolor aqueja mis dedos,
Se tuercen solos, parecen marionetas cansadas
Y piden en silencio un deseo:

“Que te alcance luego entre chillidos de montañas
Y pájaros en vuelo”.

Raquel Rueda Bohórquez

13 5 16

2 comentarios:

  1. Felicitaciones, bello sentir el tuyo, las madres son tan buenas que los hijos e hijas, luego vivimos toda nuestra vida, atrapados por su gran amor, yo tambien llore lagos y cascadas despues de su partida, mi vida se lleno de tristeza, ahora estoy mas sosegada, en fin vivir para morir, que remedio, gracias, Raquel por tus poemas son bellisomos!!

    ResponderEliminar
  2. Hola Lady, mi madre amaba la poesía, siempre nos escribíamos y nos leíamos, imagino que donde esté seguirá comprendiendo que la amo demasiado,así era ella con la abuela,jamás olvidó a su viejita, ni siquiera en su ancianidad, fue cuando más presente estuvo, y es verdad sabemos de la muerte, pero que al menos quede mucha poesía para los que vienen, soy feliz escribiendo y no soy capaz de escribir para guardar en un baúl. Abrazos.

    ResponderEliminar