domingo, 24 de abril de 2016

CASA DE CAMPO (13) (A)

La Cacica, así se llamaba la finca de mi padre, que jamás debió vender. Guardo entrañables recuerdos de amor  y felicidad, pero también de ese día en que mi madre animó al viejo a salir de ahí. En esa época con 14 niños todos entre medianos y pequeños, y la tristeza de una bebé perdida en este frío que calaba el alma días después de la muerte de la abuela, sumió a mi madre en honda melancolía.  Pero hacía brotar flores hasta a las rocas, ella siempre fue el abono para el jardín y mi padre era paciente y noble.  El árbol de los colibríes era mi lugar favorito para soñar y creerme el gato que jamás les haría daño.  

CASA DE CAMPO (13) (A)

Casita de campo que añoro
Con extendidos forrajes
A donde los arroceros llegan
Y el ganado pasta.

Ramitos de olivo seco,
Olor a hierbabuena
En mullido pecho recuerdo,
De ella, mi mama buena.

Casita de campo
Donde se crecen los aromas
Y arriba del tejado
Se enamoran las palomas.

Cerca de ahí, un arroyo manso,
Una flor, una acacia,
El árbol de los colibríes,
La dulce presencia de las garzas.

Casita de campo mía:
¿En dónde has quedado ahora?
¿Existe a tu costado el jazmín,
El árbol de doradas flores
Que perfumaban el cabello
Y con sus espinas nos tocaban?

¡Se fue!, no ha quedado ni el recuerdo.
Marchó con las rocas de mayo
Y murieron las rosas cultivadas,
Las margaritas con su corazón de oro,
Se fueron las mirlas rabiblancas
Junto a los toches más dorados...

Casita de campo:
¡Cuánto recuerdo de ti!
Y de ella, su llanto...

Raquel Rueda Bohórquez
24 4 16



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