sábado, 19 de marzo de 2016

UN LOTO (68)

Cuando la tarde se hace larga,
Aparecen rondando los recuerdos...

UN LOTO (68)

¡Ábrete!, sube hasta el balcón de la melancolía;
Sé parecida al rostro de la niña del bosque
Que se fue nadando y se quedó en sus aguas.

Pálida rondó la primavera en aquellos días...
Entre manos temblorosas la flor se enfriaba;
Parecía neblina cobijando los brazos de mi madre,
Y en medio de una luna que jamás apareció;
¡Se fue entre suspiros, la pequeña hermana mía!

Ahora que recuerdo; fue una flor más...
El estanque necesitaba de su belleza.

¡Boquita de grana, cabellos negros,
Y esa media sonrisa perdida;
Esas manitos que se doblaron
A punta de buscar la tibieza de la vida!

¡Fue demasiado helada la noche!
La convirtió su musical corriente
En la flor violeta que necesitaba el lago.

Recuerdo a mi madre: ¡jamás olvidó a su niña!
Sembró en su aposento, un ramo de azucenas
Que se convirtieron en un árbol pequeño.

Y todavía, si llegamos al camposanto
A buscar a nuestra Rosita;
Nos damos cuenta
Que nunca fue Rosa su vida,
Sino una Flor de loto
Que perfumaba el estanque de mi madre.

Pero la sombra de su aroma,
¡Siempre le entristecía!...

Raquel Rueda Bohórquez
19-3-16



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