martes, 1 de marzo de 2016

¿DE DÓNDE SOY? (134)



La imagen de mi hermano German. Está sentado en una banca vieja de madera en medio de un hermoso bosque, así lo sorprendí viendo hacia la nada, pensando como un niño Down, con esa pureza regalada que nada pide, sólo un café y un abrazo cada día, y él devuelve sonrisas, ¿importa algo más?...


¿DE DÓNDE SOY? (134)

Vivo en el país de las tristezas;
De los bosques que lloran,
Porque están llenos de sierras y vampiros…

En el país de los dos mares,
De los miles de colores en sus ríos,
Pero donde se ha teñido de púrpura la montaña,
Y se ahogaron en las ciénagas hermosos jóvenes,
Que apenas empezaban a trinar
Cual gorriones en las ramas.

¡Sí!, vivo en el país de las tristezas;
Pero seguimos buscando alegrías de negra
Montadas en sus caballitos dulces.

Aquí se cultivan flores para robarles su alma
Y envenenar a nuestros hijos;
Se vende su blanca miel que es la sangre de sus venas.

Nacen flores para matar la vida,
Y crecen una y otra vez,
Para sufrir en éste paraíso,
Donde las hienas cultivan sus iras en la tierra.

¿Quieres saber en qué país vivo?

Desde niña viví de cerca la muerte,
También sé de amigos que nunca fueron;
Que me tendieron la mano,
Pero que al llegar a la cumbre me soltaron,
Y siguieron sin voltear a ver esas lágrimas
Que se descolgaban,
Y hacían temblar mi pecho de pesar.

¿De dónde soy? 
¡Qué buena pregunta amigo!…
No sé de donde soy, de aquí, de allá…
De las olas o del viento,
De donde se asesinan con honda a las águilas
Y se derriban sus peñas.

Soy de donde se roban las tierras a los campesinos;
Más hoy se busca devolverlas,
Pero antes, otros serán herederos
Con sus mentiras y abogados de mierda.

Soy del sitio donde nace el sol en medio de dos mares.
Aquí se roba a nuestra madre sus joyas y se mata por ellas.

Verdes esmeralda parecidas a los ojos de mi princesa
Brillan con una herida sobre los robles,
Y se apagan con la espada que hiere su rostro.

¡Cuánto quisiera decirte,
Que vivo en el país más bello del mundo!
Aquí hay abundancia de cascadas, ríos y lagos,
Y los ángeles del bosque son libres.

¡Cuánto por anunciar a todos sobre la felicidad!
Que nada pasa, todo es alegría,
Que la brisa trabaja a su antojo
Si vienen los diciembres,
Y se levantan de las damas sus faldas…

Llegará un día donde no me preguntes de donde soy,
Pues nada importa…

Soy del planeta tierra;
Una madre herida llora bosques y montañas,
Y muere lentamente,
Sin saber si soy de aquí, o soy de allá.

Lo cierto, es que soy una hoja mecida por el viento,
¡Que no sabe a dónde va!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla noviembre 23/13




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