martes, 23 de febrero de 2016

MALETA VIEJA (9)

MALETA VIEJA (9)

Estaba por ahí el poeta; de nuevo sus calzones rotos como su corazón, y con tono de burla alguien preguntó: ¡Hey!, ¿qué tantos tesoros llevas en esa maleta vieja?

El poeta pasó su mano por los ojos, secó esa humedad que lo hacía humano y respondió: No importa que la maleta esté vacía, siempre que tengamos un poco de piedad. ¿Te importaría llenar mi maleta de piedad?

El tipo no comprendía nada y continuó con su carga; al poeta nada le pesaba, al fin y al cabo, sus lágrimas fueron suficientes, para vaciar ese peso que tenía por dentro. La maleta estaba llena de aire, pero era precisamente ese invisible tesoro, lo que le permitía continuar...

La verdadera riqueza es invisible para muchos. El poeta continuó escribiendo en las paredes viejas para que no pesaran ni siquiera sus letras; se iría así, descalzo; más sus hojas fueron llenas de pensamientos que perfumaban, y enriquecían su andar.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 23/16



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