Una
luna del poeta, colgada en el cielo, y un fondo de nubes rojas, parece un
lecho; un edredón de seda, besando la íntima dulzura de dos cuerpos desnudos,
amándose y llenándose de carne y huesos...
HUBO
DERROCHE/A mi madre (44)
Ayer
y hoy, el cielo era vino.
De
su tinto probaron mis ojos;
Y
de tu desdén mi carne.
Hubo
derroche de todo,
Más
para mí: ¿qué?
Fue
lejana tu mirada
En
ese después
Que
nos topó bajo la misma cobija,
Con
ese desvelar de luna
Tapizada
de rojos encendidos.
¿Fue
un ocaso?, ¿será luna o sol?
Lo
que sea, me importa que besa el mar;
Que
sacude de mi alma sus fibras,
Y
en ésta intimidad, entre tú y yo;
Nos
emborrachamos con esas uvas
Que
aparecen un día como hoy
Recordándote
en ese ayer
De
besos y caricias, de lunas,
Muchas
lunas llenas
Bailando
pasillos en tu estómago.
Hubo
derroche, ¡lo sé!;
De
amor,
De
abundante amor...
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 12/16
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