DIOS
MÍO (19)
Dios
mío, gracias por éste segundo de vida; por este suspiro de amor, porque a pesar
de todo, ha salido el sol sin variar su intensidad y su fuego, ya que habitas
en él.
Es
un ojo mágico que tienes colgado del cielo, a esa intensidad pido por la salud
de los enfermos, en especial por una amiga que hace muchos años no veo, pero
que ahora necesita de ti. Sea cual fuere el resultado, tú no equivocas nada,
eres como un pastizal húmedo para las aves, una flor abierta para un colibrí.
¡Bendito
éste día!, ¡maravilloso!, cuántas veces pueda cantar y sonreír, cuantas veces
pueda llorar, que sea de amor, de inmenso amor por tu obra divina.
Como
una cigarra al sol, amanecí para ti, dame tu mano, pasa por éste cuerpo cansado
y herido y sentiré el calor de tu amor; contaré al mundo que eres tan real en
las manos que me tocan y ayudan, que al despertar sólo habrá cánticos de amor
para ti, agradecida ante tu favor de ver esos ojos míos en los de ellos, para
renovar de mi corazón toda herida vieja, viviendo sólo por tu obra, cantando
tus mensajes y escribiendo tu nombre, cada vez que la lluvia de mis ojos limpie
a esas mis niñas, que se guardan en su fondo de cristal.
Eres
tú amor de mis amores, mi mayor pasión para vivir, nada me enreda más que poder
volar hacia la inmensidad, ¿pero hacemos un trato viejo amante?, devuélveme a
la vida, entrégame ese regalo en salud otra vez, ¿lo harías?, pero si nada
respondes, es porque me amas más de lo que puedo amarte, y tienes otra misión más
grande para ésta carne que se vence aquí, pero se renueva, parece una hoja que
inicia a brotar; has llovido de tu luz sobre mí, y espero a tu voluntad con la
misma paciencia y fervor con que viví
cada día.
Mi
nombre es Alba, es nuestro secreto.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 20/16
No hay comentarios:
Publicar un comentario