martes, 5 de enero de 2016

SE FUE LA TARDE (50)


SE FUE LA TARDE (50)

Se fue despacio, sin pedir permiso;
Cargando todas las penas y alegrías de otro día.

Sobre su hombro de pálida mortaja, me ha robado el amor.
Pero nada le importa, y nada persigo;
Pues continuará a pesar de todo, de mí y de ti.

Se fue como un niño sin sangre...
Blanca rosa en un corralito de madera
Vestida con un traje bonito, bordado de flores,
Y una media sonrisa en su rivera.

Se fue... ¿Para qué cargar con tanta pena?
No pudo siquiera regalarme un beso;
Y me quedé viendo sus dedos: ¡qué fríos se pusieron!
Parecía que ahora era nieve en la cima de una montaña;
¡Y me contenté luego, por ella!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 5/16





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