sábado, 30 de enero de 2016

¿QUÉ HICIERAS? (1)

¿QUÉ HICIERAS? (1)
               
Si estás por ahí en tu soledad. y apareciera como por arte de magia el amor, ¿qué harías?

A veces pienso que no es posible venir a este mundo y no ser felices, siempre soñamos con una persona que nos ame a nuestro lado; pero pasa el tiempo y nada sucede, se blanquea el cabello, nos vemos como un nevado, y la mirada se torna cansada.

Pero si acaso, si sucediera que un ave cruzara ante nuestros ojos y trajera un recado de Cupido, en esto pienso ahora, si fuera real, ¿qué harías?

Pasa el tiempo como el agua de un río, ahora hay sonidos de carnaval, no tengo con quien salir a bailar, imagino mi falda de colores, cierro los ojos y te imagino aquí conmigo, amor de nieve, que apareces en medio de la nada y me dices: ¡te quiero!, pero jamás me has nombrado.

Creemos que nada bueno nos puede pasar, dejamos de confiar en la gente y decidimos confiar en Dios, quien es providencia tocando a nuestra puerta; reventamos cadenas, nos olvidamos de las lenguas y los dedos que señalan.

¡Señor, mi Dios amado!, me has visto, ¡sé que me has visto!, he hablado contigo desde mi ventana sin rejas; extiendo mis brazos al sol del mediodía y ahí me respondes, cierro los ojos, siento un furor, ese calor me abrasa sin herir, esa luz me toca: "No desmayes, estoy aquí", y lo siento mucho, en verdad sucede, y la paz torna cual ave a su nido al presentir de tu amor tal ruido.

Él vio todo, más que otros, y desde la copa donde se fabrica el vino de la vida, me envía unos brazos morenos y tus ojos, tu boca que me llama por mi nombre, no siente pena ni temor, ¡lo siento mucho!, jamás me dijiste nada, y ahora, el amor tropieza conmigo, ¿cómo sucedió?, ¡no lo sé, pero está pasando por aquí!, tengo la mirada radiante, me siento joven y ligera, no me duele el mundo, he perdonado, y me he perdonado por aguantar tanto olvido.
Veo una figura con un niño abrazado, ¿será verdad tanta hermosura?
Madre mía, ya lo sabes, tú misma arrancaste la vid desde el cielo, fue una promesa que me has cumplido,  y sé, tengo la certeza de que Él también estuvo ahí, tomando hojas y hojas secas, podó la vid para que en otro tiempo floreciera y me alejara hacia otro bosque, donde en verdad me amaran.

¿Qué hicieras si el amor toca a tu puerta?

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 30/16



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