viernes, 25 de diciembre de 2015

PERDONES (13)

PERDONES (13)

Perdóname Señor, por no ser feliz y proclamarlo. 

Es que ahora, pareciera reventar en mil ésta loca cabeza, el alivio no llega prontamente, más puedo decir que viví lo suficiente para saber que nada hay más grande que tu amor,  que a veces me pregunto en dónde estás y de nuevo siento temor.

Refresca una brisa ahora, recordé que siempre me quejo, de aquí, de allá, de todo. Que no puedo mentir al mundo una falsa alegría, pues asomo a la puerta y veo gente con el rostro cansado y las manos viejas, arrastrando penas con cartones sucios, que serán una nochebuena de lánguido rostro, en ese rincón que todos conocemos, viendo cómo la chimenea pequeña entre sus dedos se extiende mansamente hasta las nubes.

No hay aguinaldos para nadie, ¡trabaje!, y a veces al gritarlo es nuestra propia angustia reflejada en el espejo, ya ni siquiera nos dibuja mansos, somos agrios y venenosos, seres frustrados, serpientes peligrosas, que tenemos que cuidarnos de nosotros mismos.

Imploro una sonrisa, ¡hey sonrisa!, ¡aparece pronto!, ¿no te has dado cuenta que es navidad?, y ella asoma tímida por mis ojos, inicia a llover y nada tengo, todos se han ido, estoy con mis espantos viejos, acaban de lanzar la puerta y me repiten: ¡no estás sola!, y recuerdo que tengo mis brazos, me doy una caricia y la extiendo al mundo, sé que muchos también tienen algún dolor, pero siempre son más optimistas y mentirosos que yo.

 ¡Feliz navidad!, cuando pase el dolor y aparezcas en mi ventana, sonreiré de nuevo, porque se ha mudado la sonrisa, se fue ese mismo día, y nadie puede consolar a un alma en pena.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 25/15




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