lunes, 7 de diciembre de 2015

ESPINAS (49)



ESPINAS (49)

No hubo necedad;
Creí morir en tus manos,
Pero unas manos más abiertas y puras
Esperaban por mí.

No quiero deprimir por nada,
Pero después de tener a ésta ave,
Vinieron recuerdos del ayer,
Y una pesadilla horrenda,
Revivieron angustias pasadas.

Abría una puerta muy oscura...
¿En qué lugar estaba?

Era su carne morena,
Sólo morena como mis pecas,
Pero en sus mirar había un negro foso
 Que se acercó a los míos que estaban asustados,
Con mi pequeño corazón queriendo salir de ahí.

Luego, ¿qué soy acaso?
¿Por qué entre tus dedos,
Después de tanto tiempo?

¡Ay libertad!...
Volví a manos de mi carcelera;
Regresé a su voz y reconocí mi huerto.

Dormí un tanto, pensando en mi amor;
Pero el demonio de ojos sin luz estaba sobre mí,
Trataba de correr pero no tenía pies,
De volar y no tenía alas,
Y recuerdo que mis manos
Penetraban miles de angustias en su carne.

Todas las rosas se abrieron…
Sus pétalos chorreaban tinta,
No era azul, fue un rosal;
Sólo un rosal que salía como un río
Y brotaba de su propio manantial.

Todo fue silencio luego...
Me vi empapada de pétalos,
Sentí mucho miedo y quería gritar.

Alguien escuchó mi voz:
¿Qué pasará?
Recibí su llamado a punto de las 7 am:
¿Estás bien hermanita?

La mujer de la válvula de gas abierta
En plena presentación de párvulos,
Estaba inquieta;
Mi voz estaba allá,
Y ella escuchó mi angustia.

¡No sucede nada!
Sólo una horrenda pesadilla;
Un recuerdo del pasado
En medio de espadas y fusiles;
Pero nada fue,
 Porque tenía dientes,
Y una fuerza poderosa me hizo volar.

¡Sólo tengo un poco de cansancio!
Un raro agotamiento, como esas veces,
Esas tantas que hablando con la gente,
 Sentía que me iba despacio y dormía,
Siempre dormía en medio de carcajadas,
Iniciando apenas la fiesta.

Una rata había tomado miel...
Es que era tanto el amor,
¡Que no me querían ver!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 7/15



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