miércoles, 9 de diciembre de 2015

DEMONIOS EN MI CASA (42)

DEMONIOS EN MI CASA (42)

Había olvidado "cositas" que sucedían en mi casa. Escribo aquí por una razón: hace rato dejé de usar libretas, mi borrador es cada página que encuentro aquí o allá; luego recojo mis escritos, los junto, y llevo a mi blog.  No se me antoja escribir sólo para mí, por algo me decían "rabucha", entre otros venenosos apodos, porque me gusta hacer a mi antojo las cosas, y me enoja que me critiquen; por eso no importa que nadie vea mis cosas, "eso parece", pero sé que muchos entran a fisgonear en vez de ser buenos amigos, y entonces perfiles de un día serán aceptados, hace una semana un perfil de un día con más de 400 amigos, ¡esto me pareció increíble!, pero ni una fotografía.

Hay gente que entra nada más porque piensan que estamos buscando marido, o porque desean estafar a una vieja que parece hambrienta de amor, pero aquí se equivocan, porque no estoy para juegos con nadie, aunque no me cierro a la banda, ¡ni más faltaba que a mi edad me quisiera hacer la interesante! Doña Pachita tiene lo suyo también, y es que me gusta bromear y seguir la cuerda.
Pues bien, entre cosas que van y vienen, ¿recuerdan que todo se quemaba?, después me di cuenta de algo, a lo que inicié a prestar atención. Después de una mínima llama, mientras me ocupaba en otra cosa, algo inexplicable sucedía, y era que el olor a quemado me avisaba; la llama no era la que había dejado, sino que toda la válvula estaba abierta.
Cambié de estufa, porque mi casa olía siempre a gas, totalmente podrida por debajo y encima parecía perfecta, usé una sencilla hasta que se oxidó en poco tiempo, luego Serbio compró la que más le gustó y que parecía de muy buena calidad; al instalarla, todo bien, al otro día, manchas de óxido por toda la estufa, ¡y eso que era de acero inoxidable!, aquí en la costa todo se oxida, pero no con esa velocidad.

He pasado orando, haciendo lo que veo en Internet, ayudas que me llegan de gente que sabe cómo atacar energías que no comprendemos, y ahí voy, de un momento a otro, una melancolía y depresión extremas, no comprendo, cuando era una persona muy feliz, me encantaba todo, vivía enamorada del mundo.

Unas personas llegaron a derrumbar mi palacio, ¡todo se fue al piso!, pero aquí estoy todavía, recordando detalles, juntando piezas y conociendo de esa hiel terrible que llevan algunos seres humanos, que son capaces de atentar contra nuestra vida sin motivo, o el motivo mayor es la envidia, ¡eso sí que es tenaz!, también soy humana, también he sentido cosas, pero jamás hasta el extremo de querer que otra persona sufra. Siempre bendigo a las personas, que sea mejor su vida, que todo cambie, no importa cuánto daño nos hagan, saco y saco espinas, nadie en verdad sabía de mi calvario, sólo mi madre que era confidente en todo.

 Recuerdo el día que encontré ese veneno dentro de la ropa de una mujer, respiraba odio por todos sus poros, hasta el punto de sentirme extraña en mi propia casa, el demonio tenía sus ojos y su rostro, y yo vivía como una rata asustada, tenía mucho miedo y me sentía demasiado frágil.

Raquel Rueda Bohórquez

9 12 15

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