miércoles, 21 de octubre de 2015

LA CUCA MANDA [29]

LA CUCA  MANDA [29]

Cuca era una mujer de pequeña estatura que vivía en medio de una gran ciudad, y por esas cosas de la vida, mientras paseaba por un parque, conoció a un caballero de muy delgada estampa, pero de un agradable color terracota tirando a negro.

¡Eaaaa!, dijo tan hermosa dama, pero Prepucio arrogante mojaba un árbol y sacudía una rama. ¡brrr brrr brrr!, era el sonido del agua al caer, y el árbol enojado sin poder correr, esgrimía sus poderes interiores para que ese malhechor se alejara pronto, y dejara de joder.

Preñada quedó de sus encantos y Prepucio también de Cuca, y para sus adentros un río violento y caudaloso a los dos encendió, tanto, que quien tocara a Prepucio, Cuca se encargaba de matar con sus fusiles y espadas, disparando letras de aquí para allá.

Prepucio perdió su voluntad, ¡qué gran poder tiene Cuca!, /pensó una dama que quiso congraciarse, pero resultó que su disparo de escopeta fue devuelto en paquete certero de metralla y de cañón.

¡Vayámonos ya!, dijo Cuca, y Prepucio un tanto herido en su amor, quiso oponer resistencia, pero resistencia eran sus ganas desmedidas de tocar otra flor.

¡Qué vida!, ¡cuánto perdemos a veces por tonterías!, dejamos de reír y de cantar, imaginamos que la amistad es flor de un siglo, y por Cuca todo se vuelve perversidad.

Así que Don Prepucio, si de Cuca se deja dominar, ¡estamos jodidos!, ¡ni en un poema ni otro verso, te vuelvo a conjugar!

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 21/15





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