LA CUCA MANDA [29]
Cuca era una mujer de pequeña
estatura que vivía en medio de una gran ciudad, y por esas cosas de la vida,
mientras paseaba por un parque, conoció a un caballero de muy delgada estampa,
pero de un agradable color terracota tirando a negro.
¡Eaaaa!, dijo tan hermosa dama, pero
Prepucio arrogante mojaba un árbol y sacudía una rama. ¡brrr brrr brrr!, era el
sonido del agua al caer, y el árbol enojado sin poder correr, esgrimía sus
poderes interiores para que ese malhechor se alejara pronto, y dejara de
joder.
Preñada quedó de sus encantos y
Prepucio también de Cuca, y para sus adentros un río violento y caudaloso a los
dos encendió, tanto, que quien tocara a Prepucio, Cuca se encargaba de matar
con sus fusiles y espadas, disparando letras de aquí para allá.
Prepucio perdió su voluntad, ¡qué
gran poder tiene Cuca!, /pensó una dama que quiso congraciarse, pero resultó
que su disparo de escopeta fue devuelto en paquete certero de metralla y de
cañón.
¡Vayámonos ya!, dijo Cuca, y Prepucio
un tanto herido en su amor, quiso oponer resistencia, pero resistencia eran sus
ganas desmedidas de tocar otra flor.
¡Qué vida!, ¡cuánto perdemos a veces
por tonterías!, dejamos de reír y de cantar, imaginamos que la amistad es flor
de un siglo, y por Cuca todo se vuelve perversidad.
Así que Don Prepucio, si de Cuca se
deja dominar, ¡estamos jodidos!, ¡ni en un poema ni otro verso, te vuelvo a
conjugar!
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, octubre 21/15
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