¿HACIA
DÓNDE? [28]
¡Qué rápido se nos va la vida!, estoy
aprendiendo del amor, pero el perdón es la principal tarea, ¿qué haré?, a veces
bajar el cuello puede verse como humillación, pero a mi Señor, ¿cuántas veces
le hemos matado?
¡Se nos va!, como agua entre los
dedos, nieve sobre la montaña que va y viene, así seremos, bruma pasajera,
quedando el bosque empapado de gotas de lluvia que marcharán sin darnos cuenta,
pálidas entre el viento.
Se nos va la vida en medio de un
aguacero, pero deseo que sea amándote, amor, éste amor nuevo que arribó
como un río fuerte, y hace temblar mi carne y sonrojar mis cachetes.
Se nos va, la tibia y divina vida, ¿qué
hemos hecho hasta hoy?
Puede ser nuestra única oportunidad,
pues mañana, no sé si vendrá ese mañana, y no quiero tener la boca seca, sin tu
lengua pasando por la mía...
Se nos va en una ducha, en un
fracaso, en un resbalón, en un suspiro, ¿hemos dicho ese basta?, ¿por qué razón
nos odiamos?, viví un odio sin saber la razón hasta que en mi camino
tropecé sin poder levantarme, pero luego me di cuenta que Él era mi suspiro y
mi luz, y sentí que podía volar cuántas veces me patearan.
Sentí morir, no hubo tristeza, /aquí
entre nos, dije que lo deseaba, pero no fueron mis deseos más que una carga más
a mis pecados y Él no me castigó, me regaló salud y alegrías que tocan mis
dedos, aliviando raspaduras viejas, quedando pequeñas huellas de caminos
recorridos.
¡Se nos va la vida!, ¿hacia dónde?,
miro hacia mi ventana y creo que no se va, se queda temblando en un árbol, ¡tan
inmenso! que hace resucitar cada lágrima de vencejo sobre el temblor dorado de
una nueva hoja.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 18/15
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