ABEJITA
MADRE /A madre de Inés [63]
Había
otra señora gordita, a ella su hija le decía abejita, mi madre abeja, que todo
hace, en silencio, un zumbido tan solo cuando entra a su pequeño cuarto y entre
cableados transparentes, su río pasa y pasa, y luego, al poco tiempo palidece...
Era
la mamá de Inés, siempre trabajando, vendiendo cobijas de lana para tener la
dicha de ser abrazada y hablar con la gente, días y noches, noches y días en
esa cárcel de amor que se impuso, hasta que se crecieron los niños, y otras
algarabías llegaron...
¡Entre mijita!, nos recibía con esa
sonrisa de abuela joven, luego, la abejita mamá de Inés, dejó de zumbar, se
acabaron las espinas en la carne, el motor se fundió y el río se secó...
Pero
una flor siempre piensa en ella, se creció el jardín con ese aroma, y la
soledad de hoy, son manos ocupadas persiguiendo sueños, entre sonrisas y
recuerdos.
Así
fue, sin más...
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
septiembre 3/15
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