8 DE SEPTIEMBRE [40]
Un día 8 de septiembre, me di cuenta que todos
corremos, ¿para qué tanta prisa?, deberíamos estar
recorriendo paisajes, ahora, antes de que penetre la nieve en los ojos y no
permita divisar un arco iris en el cielo.
De nuevo pienso en ti, sé que eres feliz,
todos a nuestra manera lo somos, o nos mentimos para agradar a otros. ¿Qué sería del mundo, cuando ya no veamos pájaros con plumas
de colores, y en el cielo sólo se vean alas de metal?
¡Oh amor de
mis amores, ése día será maravilloso!
Ahorita resbalé, muchas veces caigo, pero una
mano sostiene la mía, como al pequeño gorrión entre el bosquecillo ocre que lo
guarda.
¿Pensarías
en mí si te digo que te amo? ¡qué vainas! El amor es
caprichoso como el viento, viene y va con el pensamiento, agita la bandera de
los sueños y nos vuelve grandes, nos junta, nos abraza, cuando cerramos los
ojos para amarnos...
Una brisa nueva agita mi corazón, ¿qué será este calor, que como un camino de hormigas recorre
mi carne y me devora?
Ha de ser que ese canto suave del otro lado
del bosque, ha invitado a una oración, y quiero recoger paja seca para tejer un
nido, pero me doy cuenta que mis alas no tienen la fuerza de otros días, me
oprime el pecho, el calor que me asoló hace un segundo desaparece, y me veo al
espejo, acepto que todo cambió, mis plumas no brillan, ese canto no era para
mí, es que no había visto que a mi lado estaban dos mariposas muy lindas, que
habían salido de un cofre fabricado en mi corazón, y abrieron sus alas para
lucirse en su propio tiempo, el mío terminaba, como termina una lágrima rodando
por mi pecho, y desaparece, mansamente, como las quebradas de antaño que
besaban rocas y laderas al paso altanero de sus corrientes interiores, y
cantaban, ¡qué hermoso cantaban con las rocas!, escucho
ahora, un sorbo de agua pura se ajusta, y pasa suavemente por mi garganta,
hasta llegar a mi propio lago, callado y mudo…
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 12/15
No hay comentarios:
Publicar un comentario